En el largo trayecto que ha recorrido la civilización, aquello a lo que un día se le tuvo miedo se le ha dejado de temer y gracias a los avances en el conocimiento, los numerosos mitos creados ante lo incomprensible se han diluido ante el peso de fundadas explicaciones. Así ha ocurrido con la mayoría de los fenómenos naturales. En el devenir de los siglos, dejaron de adorarse deidades a las que se les adjudicaban fenómenos como la lluvia, el viento, el sol, las mareas y demás. Hoy, el sol es el sol, el viento es el viento, la lluvia es la lluvia y en fin, el mar es el mar.
La sexualidad, desafortunadamente, no ha corrido con la misma suerte. Estamos cerca de terminar la segunda década del siglo XXI y la desmitificación no termina de ocurrir. Cual si la escena bíblica acabase de tener lugar, todavía se mantiene vigente el dedo acusador que nos aterra y nos obliga a buscar hojas de parra para cubrir la “infame” desnudez y todo lo que se le parezca.
Así entonces, quien desea obtener evocaciones del paraíso perdido mediante la observación de seres humanos desnudos, acariciándose y algunos de ellos teniendo relaciones sexuales, se verá en la necesidad de recurrir a los materiales catalogados como pornográficos. Y, más allá del alto precio monetario que se paga, hay un costo más alto que también se paga: el sentimiento de culpa que en mayor o menor medida todavía suele acompañar a quien los adquiere.
Y es que en nuestro país, el material catalogado como pornográfico, se sigue manejando con la etiqueta de prohibido, no obstante que se puede encontrar casi en cualquier sitio.
Las Expresiones Gráficas de la Sexualidad (pornografía) son todas aquellas representaciones de la sexualidad expuestas en forma de fotografía, película, pintura, dibujo, escrito o grabación. En cuanto a su uso, diversos estudios coinciden en que:
- Un número significativo de personas (de uno y otro sexo) han visto alguna vez en su vida representaciones gráficas de la sexualidad.
- Este tipo de material se puede sumar a los elementos que estimulan y enriquecen la relación de una pareja cuando ambos están de acuerdo en disfrutarlo.
- El material constituye con frecuencia una fuente de “información” significativa tanto para hombres como para mujeres, más frecuentemente en lo relativo a la prácticas “no tradicionales”, como el sexo oral y anal.
- Las expresiones gráficas de la sexualidad, pueden ayudar a romper la monotonía y a despertar la imaginación. Por ello, puede formar parte de las estrategias terapéuticas utilizadas en el tratamiento de las disfunciones sexuales.
- Brindan la oportunidad de satisfacer la curiosidad por observar todo el cuerpo humano así como las más diversas caricias y posiciones sexuales. Basta reconocer que muchas personas tuvieron por estos medios sus primeros acercamientos al mundo de la sexualidad.
Por lo que se refiere a los temores y mitos que se albergan al respecto, vale la pena resaltar lo siguiente:
- La exposición repetida a este material genera aburrimiento, ya que su efectividad como estímulo gradualmente decrece.
- No cambia sustancialmente el comportamiento sexual de las personas.
- En cuanto a adolescentes, niñas y niños que ven estos materiales, los efectos son similares a los ya mencionados, sólo que la pérdida de interés y el aburrimiento ocurre de manera todavía más rápida y acentuada que en las personas adultas.
Es importante sin embargo destacar en este último punto que la exposición de menores a material sexualmente explícito, y el hacer uso de imágenes sexuales de esta población con cualquier fin, constituyen un delito que de acuerdo a lo dispuesto en el Código Penal Federal en su Artículo 202, al autor de este delito se le impondrá pena de siete a doce años de prisión y de ochocientos a dos mil días multa.
Irene Torices Rodarte