Acabas de conocer a alguien, esa persona te interesa, quieres asegurar una segunda cita ya sea para fines laborales o personales, le echas todos los kilos para lucirte como un conversador extraordinario con los tips que he dado en esta columna en ocasiones anteriores, quieres hacer química, que esa persona sienta que te conoce de toda la vida, que confíe en ti y nazca una relación muy positiva para ambos… ¡Casi no quieres nada!
Pero aquí, al cliente lo que pida, tú tranquilo que yo nerviosa… Por fortuna, todo eso se puede lograr si a las herramientas ya exploradas, sumamos una buena habilidad para empatizar y conectar.
Primero lo primero, ¿qué es empatizar?
Escuchamos miles de veces que para empatizar debes ponerte en los zapatos de los demás, ¡pero eso es imposible! Porque, para ponerte en los zapatos de alguien más, primero tendrías que quitarte los tuyos, es decir: tus creencias, educación, prejuicios, valores, herencia cultural, etc. Así que olvídalo. En realidad, la empatía es más bien pedirle prestados sus lentes al otro para intentar ver desde su perspectiva y contexto, cierta situación. Jamás dejas de ser tú el que miras, pero te das la oportunidad de observar desde otro punto de vista. No se trata de estar de acuerdo con la otra persona, sencillamente se trata de comprenderlo y respetarlo. Cuando la otra persona se siente libre de prejuicios por tu parte, valorada, escuchada y comprendida, ocurre la magia de la conexión. Recuerda que el ser humano es recíproco.
Toma en cuenta estos tips de Antonio Coque (autor de Inteligencia Verbal), para generar empatía instantánea:
- No evalúes, juzgues o descalifiques. Solamente observa lo que la otra persona dice y cómo lo dice.
- Mantén una mente abierta y flexible dispuesta a escuchar. Esto es lo más importante, querer realmente escuchar.
- Sé cordial conversando sobre los temas que tu interlocutor considera importantes.
- Disponte física y mentalmente a prestar atención a los mensajes centrales de su discurso. Intenta realmente apreciar sus puntos de vista sin saltar a la defensiva o a imponer los tuyos.
- Utiliza un tono de voz amable y conciliador que le transmita seguridad y tranquilidad. Si es posible y la situación lo permite, se puede usar el contacto físico, siendo muy cautos de que la otra persona no se sienta incómoda. Observa con atención sus reacciones no verbales.
- Sé respetuoso. El respeto lo manifestamos en la manera en que nos relacionamos con la gente cuando atendemos a sus opiniones, objeciones y necesidades, reconocemos sus puntos de vista y mantenemos una relación centrada en la persona y no en nuestros objetivos personales o laborales. No permitas que el otro se sienta usado.
¡Hasta el próximo viernes chatos!
Pamela Jean Zetina