La vida actual nos lleva a estar en continuo movimiento, en el cual nuestros sentidos están constantemente bombardeados por estímulos. Desde que el individuo se despierta descubre que ya está siendo abordado por los sonidos de la calle, observa su teléfono y se encuentra con mensajes, revisa sus redes sociales y encuentra una gran cantidad de información, enciende la televisión y descubre una gran cantidad de imágenes y sonidos, con información de problemas en el mundo, se mete a bañar y enciende la radio, sale de casa y tiene que realizar gran cantidad de tareas, convivir con mucha gente; y así transcurre su vida hasta que se acuesta a dormir. Si durante el día aislamos a este individuo y lo desconectamos de todos los estímulos externos, entonces este descubre que la información que lo inquieta ya no viene desde afuera, sino que ahora surge un ruido desde su interior y toma conciencia de que su diálogo interno está sin cesar hablándose a si mismo y es justo en ese momento donde los más grandes miedos surgen a la consciencia, las sombras negativas que estuvieron ocultas, emergen y traen a la luz la ansiedad contenida en lo más profundo de su ser, por lo cual para huir de ello las personas buscan mantenerse todo el tiempo llenos de estímulos y actividades, hasta que llega el momento de dormir y muertos de cansancio se acuestan en su cama. Pero cabe mencionar que incluso al desconectarnos conscientemente y dormir profundo no hace que la mente se detenga, esta sigue en acción incluso durante el sueño.
Entonces, si analizamos bien descubrimos que la ansiedad no se va y la paz no llega. Que el hecho de evadir con múltiples actividades y en casos extremos con drogas o alcohol, no hace que la locura pare y mucho menos desaparezca; sino que todo lo contrario, seguimos metiendo presión a nuestro ser.
¿Qué es el diálogo interno? Es la manifestación de tu mente consciente, la voz de tu Yo, de tu Ego y este te acompaña en todo momento; incluso cuando no te das cuenta él está presente, está presente mientras estudias o trabajas, está presente cuando ves la televisión y el cine, haciéndote comentarios a ti mismo de lo que estás viendo y se encuentra presente también cuando hablas con algún ser querido o cualquier otra persona, ya que mientras escuchas también tu diálogo interno se dispara haciéndote comentarios.
Entonces ten presente que esta voz y tu mente jamás se están quietas, están en continua actividad, es por esto que Santa Teresa le llamaba a la mente “La Loca de la Casa” y en la India le dan el símbolo de “El Mono” porque no se aquieta, porque siempre está brincando de aquí para allá. No podemos pacificar la mente y la voz interna distrayéndonos con actividades diversas y llenando la mente de estímulos, ya que si hacemos esto descubriremos que al quedarnos quietos en silencio, el ser no se tranquiliza y aquieta, sino todo lo contrario.
Dándose cuenta de esto los sabios de diferentes partes del mundo buscaron formas de ir acallando esta voz interna, tranquilizar la mente y entonces poder experimentar eso tan añorado por todo ser humano llamado felicidad o paz interior. Y para lograrlo todos buscaron el trance, con diferentes métodos y diferentes formas, algunos desarrollando danzas sagradas conformados por movimientos repetitivos, y otros por medio de lo que llamamos meditación. Se dieron cuenta que la única forma de lograrlo es el llevar la atención hacia dentro de si mismos de una forma dirigida. Así es que en diferente tradiciones fuero buscando métodos como el rezar u orar. Pero los grandes místicos de las diferentes religiones y tradiciones se dieron cuenta que al ir repitiendo frases tan largas, la mente en automático busca pensar y darle significado a las frases que va repitiendo y así terminará la mente asociando estas ideas a otras ideas y cuando nos venimos a dar cuenta nuevamente hay ruido en nuestro interior. Así que estos grandes sabios llegaron a la conclusión de que la mejor forma de ir calmando la mente y el diálogo interno es el tomar una o dos palabras y enfocarnos en ir repitiendo continuamente estas. En la religión Católico Cristiana este es el caso de San Juan de la Cruz, Isaac el Sirio, Dionisio Areopagita. Estos grandes Místicos, se dieron cuenta que mucho mejor que rezar un rosario, repetir el padre nuestro, o en la tradición de india el Gayatri, es mucho más poderoso y efectivo el enfocarnos en una o dos palabras. A esto en sánscrito se le da el nombre de “Mantra” que significa “instrumento mental”.
A partir de hoy te recomiendo comenzar a ponerle un alto a tu locura diaria, haz una pausa y busca la felicidad y la paz interior. Tómate unos momentos del día donde nadie te moleste. Siéntate cómodamente, cierra los ojos y dale una tarea a ese “mono”, a esa “loca de la casa”. Pon total atención en la respiración, siente el aire entrar, siente el aire salir; paso siguiente escogerás un Mantra puede ser: (Yo Dios o Dios en mi o si lo prefieres alguna palabra como aleluya que significa (Alabanza a Dios), o en cualquier otro idioma como el Sánscrito: So Ham (Yo soy eso) u Om Nama Shivaya (Yo me inclino ante Dios que vive en mi). Y recuerda que no vas a callar totalmente a la mente, solo la vas a enfocar dándole estas tareas repetitivas, si de pronto descubres que llegan pensamientos ajenos a estos -sin pelear con ellos- solo déjalos pasar y regresa tu atención a la respiración y al Mantra y si haces esto durante varios minutos, cuando termines y abras los ojos te sorprenderás al descubrir que te sientes mejor, con más paz, tu mente y voz interna mucho más tranquilas.
La paz interior jamás la alcanzarás dándole ordenes a tu mente, de nada sirve que le digas: “Ya basta, para, detente. Ya cállate voz interior, ya no te quiero escuchar”. Así no lograrás jamás nada.
Involuntariamente me hacen reír las personas que llevan poco tiempo en el camino de la espiritualidad o meditando y dicen que ellos, cuando lo deciden solo cierran los ojos y ya con eso detienen todo pensamiento logrando entrar así en el total silencio. Esto no es real no es así, no podemos conscientemente parar la mente y detener el pensamiento, solo podemos concentrarla en una tarea específica y así aplacar un poco la locura de esta. Y después de mucho trabajo y mucha disciplina y solo después de esto y no por una decisión propia en ciertos momentos La Vida, el Nahual, El Gurú, El Innombrable, o Dios viene a nosotros y nos bendice con un profundo silencio, en el cual nuestro ser se renueva, se alimenta y fortalece.
Armando Franco
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