Tengo una tarea terapéutica desde hace algunos meses enfocada a crear mi vida “fuera de mi matrimonio”, es decir, verme a mí misma no sólo como la esposa de alguien y en consecuencia, cultivar mis propios intereses, hobbies y amistades.
Y la verdad es que con la parte de las amistades voy muy bien; he reconectado con amigos de la prepa, frecuento más a mis amigas y hasta voy al ballet con ellas.
Pero la parte que me ha costado mucho trabajo es la que implica estar en solitario: salir sólo conmigo, estar conmigo, cuidarme y divertirme. Suena fácil, pero he descubierto que no se estar conmigo misma, entre que me aburro o me da ansiedad, es mucho más fácil para mí distraerme con los demás que estar a solas y ver qué quiero, qué me gusta y en qué quiero “gastar” mi tiempo.
Al parecer no estoy sola en esto. Me he topado con muchos pacientes y amigos que, como yo, no saben estar consigo mismos. En la soledad ya no hay con qué distraernos de ver que quizás no nos conozcamos tanto como creemos. Quizás descubrimos que lo que creemos que nos gusta, en realidad no tanto. Tal vez solos notamos que hay cosas en las que nos dejamos llevar y sólo estamos para convivir.
¿A ti te ha pasado?