– Por supuesto que los hombres, estos mentados hombres que piensan más con el órgano que tienen al sur, que con el del norte. Primitivos que son, puro instinto y no piensan en las consecuencias de sus actos. Y ahí andan después pidiendo perdón cuando ya cometieron la estupidez. Hombres tenían que ser….
– Discúlpame, pero que hombre no va a caer si esas lagartonas, tumba hombres andan de oferta, a la caza de hombre. Nada más ven a un hombre medio responsable de una familia y parecen moscas en la basura. A ver qué pueden sacarle. Con el mayor cinismo dicen: “la mujer que le lave y yo me lo plancho”
– Pues, están muy equivocadas. Yo pienso que en una relación en la que entra una tercera en discordia, es porque la mujer tuvo toda la culpa. Se confía, se abandona, deja de cuidarse y de atender al marido. Y siempre va a existir una acomedida que le dé lo que una por mensa deja de hacer. Quien tenga tienda… pues que la atienda ¿no?
Por lo que vemos todos podemos tener una opinión al respecto de una infidelidad, sin embargo al analizar esta situación, tenemos a dos personas que en consciencia deciden dar un paso en falso: un hombre infiel decide serlo cuando toma la iniciativa, una mujer se convierte en amante cuando corre el riesgo, pero la mujer engañada ¿lo decidió así? Normalmente es la última en enterarse. Si, seguramente algo descuidó en su relación… pero de los tres ella siempre será la más lastimada.
Y lo mismo aplica si somos hombre o mujer. El dolor de aquel que ha sido traicionado es por demás profundo y desestabilizante.
¿Se vale la traición y el engaño con el pretexto de “dejaste de atenderme”? El dolor y la impotencia de una persona que ve en riesgo su matrimonio, la estabilidad de sus hijos, un futuro incierto, una autoestima pisoteada y un dolor en el alma que difícilmente se sana, no se comparan con el “dolor” de una mujer que en consciencia elije ser la otra, sabiendo de antemano que las fechas importantes estará sola y que nunca será presentada como la “Señora”; ya que la diferencia es que la primera es víctima y la segunda es cómplice.
Voy a hacer una pregunta al aire: ¿Tienes grandes vacíos en tu relación? ¿Tu pareja ya no te llena? ¿Te sientes atraído por otra persona?
Sé maduro o madura y hazte el favor de hacer las cosas bien. En orden. Cierra el ciclo con madurez, con compasión y con «clase» antes de llevarte entre los pies el alma y el corazón de una pareja y quizá de unos hijos que ni la deben ni la temen ¡Ah! Y de un amante que espera que algún día te separes de la bruja de tu mujer o del maldito de tu marido sin saber que el infierno es el mismo solo que con distinto diablo.
Reflexiona….