Si bien es cierto, esta Navidad será diferente, las medidas de seguridad para que todos nos cuidemos hacen que no podamos tener grandes reuniones como en antaño, las nuevas tecnologías nos ayudan a reunirnos con nuestros familiares y amigos mediante zoom y demás medios que existen actualmente; sin embargo, para algunos habrá un dejo de nostalgia al no poder convivir y abrazar a sus seres queridos, por lo que una manera en la que puedes enviar luz y buenos deseos a tus allegados es encendiendo una vela y haciendo una plegaría por ellos.
Desde el siglo I D.C., se tiene registro en Roma de este maravilloso invento, hechas de sebo o grasa animal; hay quienes aseguran que algunas de ellas eran comestibles, pues en algunos textos se encuentran pasajes que narran como algunos soldados que presentaban ataques de hambre, devoraban sus dotaciones de velas sin pensarlo; aunque también se cuenta de manera documentada, que los custodios de los faros en Gran Bretaña, a quienes se aislaba por grandes períodos de tiempo, ingerían velas para su supervivencia.
Un detalle interesante es que las velas de mayor calidad, están hechas con sebos muy finos, mismos que necesitan que el extremo carbonizado de la mecha sea llevado sin ser apagado hasta la flama; si no se hizo este procedimiento, la llama nunca será abundante y el sebo no se quemará de manera uniforme, por lo que quedará una gran parte en deshuso. Ahora bien, lo que llama más la atención de las velas, es el sentido ritual que pueden llegar a tener, pues no es tan importante el color o el tamaño, como la intención que se tiene antes de prenderla, y eso es lo que en realidad le da el sentido.
Una persona puede comprar la vela que desee y encenderla, sin tener en mente algo en específico y sólamente traerá armonía o dará luz literalmente; no obstante, cuando se tiene una preocupación, un problema, o se atraviesa por una situación difícil, es buen momento de prender una, misma que habrás de sostener entre tus manos, y con toda tu energía podrás solicitar lo que sientes que más necesitas en ese momento; o bien, también se puede suplicar por alguien que está lejos y se sabe que requiere ayuda en alguna situación que en ese momento lo amerita. Y no sólo para pedir, la puedes prender para dar gracias por cualquier cantidad de cosas que consideres que esa luz deba ser encendida.
Hoy en dia hay velas y veladoras de todos tamaños, figuras y colores, y cada vez más, pueden diversificarse las razones por las cuales encenderlas, pero es real que una vela encendida además de provocar paz, cuando tienes claro el hecho por el cual lo estás haciendo, surte efecto. Un ejemplo simple es cuando alguien va a una iglesia y prende una con toda devoción, con FE; es ahí cuando son escuchados, cuando de verdad la luz se hace.
Por el motivo que quieras, enciende una vela, hazlo desde la Fe, pide por los tuyos, agradece por tus bendiciones y notarás los resultados.
¡Que tengas una Feliz Navidad!
Georgette Rivera