Honestamente, ¿te gusta que las cosas se hagan como dices y cuando tú dices? Si es así, ¿qué pasa cuando tu pareja no “obedece” tus indicaciones? ¿Montas en pantera y armas tremendo escándalo hasta que logras que se disculpe y “rectifique” su comportamiento? Puede que seas la mandona de la relación y es grave.
Más allá de todo esto hay una pregunta que morimos por hacerte. ¿Si te das cuenta de que no eres su mamá? La verdad, nos preocupa que no veas a tu pareja como un compañero, sino como un niño al que puedes controlar o un esclavo que debe hacer todo cuanto dices.
Estamos seguros de que él debe de tener miles de defectos y que usualmente se equivoca. Pero… ¿en serio necesitas controlar todo lo que hace? ¿Te gustaría que él te dijera lo que debes usar, con quién puedes hablar y a dónde ir? Probablemente, no.
Qué hay detrás de la mandona de la relación
La realidad es que, detrás de esta actitud mandona y controladora, hay un montón de miedos e inseguridades. Pero ojo, no es miedo a que él meta la pata o te haga quedar en ridículo, sino a salir lastimada.
Aunque no lo creas, las personas que se muestran más fuertes y decididas son las que tienen más temores:
- a que las dejen
- las engañen
- no las quieran
- las olviden
Por ello es que necesitan dominar a la pareja, pues mientras ellas marquen el rito de las cosas
Qué puede salir mal
La respuesta más breve a esa pregunta es TODO. Recuerda que no todos los hombres son mandilones y el hecho de que te ame, no lo obliga a someter su voluntad a tus deseos. Si lo presionas demasiado, si jamás cedes y esperas que él haga todos los sacrificios, terminarás ahuyentándolo.
Si en verdad quieres que tu relación funcione debes darles prioridad a algunas cosas.
Cómo dejar de ser la mandona de la relación
- Autoestima. Mientras no te valores, nadie lo hará.
- Comunicación: Es la base de toda buena relación.
- Respeto. Deja de imponer tu voluntad y dale a la gente la oportunidad de ser ellos mismos.
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