El hecho de que antes estaba muy arraigado el pensamiento de que la virginidad era una virtud ¿hace de ella en la actualidad un defecto? En primer lugar, comencemos con el hecho de que ser virgen ni es bueno, ni es malo. Mientras tú te sientas en excelentes condiciones en tu virginidad o sin ella, eso es lo único que importa. Porque ¿para qué damos tanto brinco estando el suelo tan parejo? Ese “problemita” de la unión carnal, antes que la conyugal, viene de esas ganas de ir vestida de blanco, pues es inversamente proporcional a que los sagrados muros de nuestros muslos no han sido mancillados; y sólo, única y exclusivamente serán penetrados por aquel elegido idóneo para toda la eternidad.
La cuestión es: -Sí querida. Lo elegiste, te eligió, se dieron el sí. Se abrazaron, besaron y todos contentos. Se casaron… Pero tú y yo sabemos que ahí no termina la boda… apenas comienza. Aquí es cuando quiero declarar que son verdaderamente unas guerreras y guerreros aquellos que planean pasar “toda la vida” con una persona que no tienen ni idea de cómo hace el sexo oral, si le gusta estar arriba o abajo, si sabe besar los labios (no sólo los de la boca), o al menos (ve tú a saber) si por lo menos se mueve en el acto, porque a veces hay personas que en la cama parecen estar jugando a las estatuas de marfil, porque en cuanto las tocan se quedan inmóviles.
Ser valientes es cosa de guerreros, sí, pero ser inteligente y querer un buen futuro sexual es cosa de aquellos que tienen sentido común. Porque aunque el sexo no es ni será el epicentro de una relación, sí forma parte fundamental de ella. Y digo que es de sentido común saber si la persona con la que planeo pasar el resto de mi vida compartiendo la misma cama por lo menos sabe acariciarme el cuello para dormir, o besar mi hombro para despertarme, o si se le puede despertar su ímpetu viril sin hacer que se le duerman a una las ganas de ser femenil.
Te invito a reflexionar lo siguiente: si para casarte con alguien haz de tratarle en todos los aspecto, ¿por qué el aspecto sexual tiende a ser el más olvidado? Porque ojo, no es lo mismo convivir con alguien a vivir con alguien. Ese conocimiento sexual previo puede salvar un matrimonio: prevendría infidelidades, monotonía y ¿por qué no?: estimularía el amor y reforzaría la relación.
La clave de un matrimonio exitoso es generar lazos poderosos, y una de las formas más efectivas que tienen las parejas para vincularse es el sexo. Por ello te propongo que veas el matrimonio, no como un contrato en el que al firmar la unión, mágicamente se crearan cadenas redentoras que los unirán de por vida; sino ve el casamiento como la expresión y el efecto que surge a raíz de que haz conocido a una persona que te agrada en todos los aspectos, y se vale, por supuesto, incluir el sexual entre ellos. Vive feliz y busca la felicidad siempre en la plenitud sexual.