La etapa de los 2 a los 7 años está caracterizada por el pensamiento mágico en donde se mezcla lo real con la fantasía
Este se rige por la emoción y es el que permite creer en la existencia de todo ese mundo mágico
Con este pensamiento los niños pueden explicarse cosas concretas de la realidad y para ellos tienen sentido y les permite entender el mundo que los rodea
Piaget describe a esta etapa evolutiva como preoperacional, una etapa en la que existe un pensamiento mágico, simbólico, concreto y egocéntrico; es importante considerar que esta forma de pensar tiene la incapacidad de diferenciar la apariencia de la esencia (el que es bueno de imagen sugerí es bueno en esencia) es una etapa donde se puede empezar hablar de los valores que queremos transmitir, compasión, empatía , respeto, tolerancia…
Los niños pueden creer durante esta etapa que todo es posible y eso es fabuloso mientras estén conscientes de su seguridad integral, ya que durante esa etapa “pensar es igual que hacer” (trabajar en la conciencia) pero cuidar lo que decimos que ellos lo ven de manera concreta ejemplo; era tan buen hombre que ya está descansando
Se cree que si pienso algo puede ocurrir o se tiene la idea que por el solo hecho de desearlo va a suceder
A veces como adultos cuando evidentemente ya no tenemos ese pensamiento mágico pensamos que no les hace nada bien creer en fantasías, que son mentiras y que a los niños se les engaña, pero este tipo de pensamiento es normal hasta cierta edad y cumple una importante función, le ayuda a comprender las dificultades del mundo que les rodea, es más importante de no fomentar miedos con temas como monstruos, brujas etc.. y conforme vayan creciendo hacer la diferencia entre realidad y fantasía.
Es importante saber que la fantasía es parte normal y saludable dentro del desarrollo del niño. “La idea de creer sin ver” es fundamental para el ser humano (esperanza quizá), a través de la fantasía y la imaginación los niños desarrollan capacidades emocionales y psicológicas para lograr entender su mundo.
El juego, la imaginación, la fantasía animan a los niños a concentrarse, en pensar en situaciones hipotéticas y posibles soluciones, (resolución de problemas) con todo esto se fortalece el razonamiento, ser empáticos, se aprende a negociar, a colaborar, a trabajar en equipo y muchas habilidades sociales más.
Para aquellas familias que tienen ciertas tradiciones más allá de lo que signifique la tradición, es el simple hecho de compartirla en familia lo que la hace relevante, se forman recuerdos y experiencias que forman parte de su historia familiar y esto ayuda en su nivel de confianza, pertenencia y autoestima
Cada familia puede tomar la decisión que le parezca la mejor, pero no debemos olvidar que todos debemos creer en algo, ese algo que nos de esperanza, deseos y sentido, respetar la edad de la fantasía y la Magia de los recuerdos y de los momentos es importante para el desarrollo, diferenciar entre fantasía y realidad es otro tema, lo más importante es CREER!
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