Se vale no estar de acuerdo, se vale tener una opinión distinta, se vale expresarla, lo que no se vale es herir al otro cuando lo haces o, peor aún, lastimar la relación.
¿Cómo, entonces, decir de forma asertiva que no estás de acuerdo?
- Cuida la forma. Con eso me refiero al tono de tu voz, a tus gestos y lenguaje corporal. Que no sean despectivos, no muestres desprecio, no es necesario. Si ya con tu lenguaje verbal vas a contradecir a esa persona, busca que la forma de tu comunicación sea amable y amorosa.
- Antes de emitir una opinión, sé empático y procura comprender el contexto de la otra persona: ¿Por qué piensa como piensa? ¿Qué ha sucedido en su experiencia para que pueda percibir las cosas de esa forma? Entenderlo no necesariamente te llevará a estar de acuerdo, pero sí a no juzgarlo o descalificarlo. Cuando expresamos nuestra opinión sin juzgar a la persona, automáticamente lo hacemos de una manera muy diferente.
- No desvalorices o agredas al otro con comentarios como: “¿Cómo te atreves a pensar eso…?”, “¡No puedo creer que hayas dicho algo así!”, “¡¿Escuché bien?!”, “¡Estás como loco!”, y demás expresiones agresivas, sarcásticas e hirientes (¡no te imaginas qué seguido las escucho en reuniones sociales y de trabajo!). Enfócate en el comentario, no en la persona.
- Cuida los sentimientos de la otra persona para que no se ponga a la defensiva, si se siente agredido o expuesto, buscará agredirte de regreso. Para ello, evita abrir con frases como: “Estás equivocado”, “Pues no estoy de acuerdo”, “Pues yo pienso diferente”, “¡Pero para nada!” Mejor, sigue estos 3 pasos:
- Señala algo de su comentario con lo que concuerdes o que sí puedas valorar; o quizás, puedes decir que crees entender la razón por la que piensa de esa manera (sin sarcasmo y sin desprecio). Por ejemplo: “Entiendo que cuando eras niño las cosas eran así, y la verdad es que pienso que hay muchas cosas de la educación de entonces que deberían de rescatarse…”
- Evita seguir con palabras excluyentes como “pero”, “sin embargo”, mejor utiliza términos incluyentes como “y”, “además”, “yo agregaría”, “adicionalmente”. Por ejemplo: “…y, también creo que hoy la ciencia nos ha enseñado que existen formas novedosas para brindar una educación con límites pero amorosa…”
- Expón tu argumento bien fundamentado, de forma amable y sencilla. La prepotencia y la soberbia, jamás generan una buena respuesta en el que escucha.
La asertividad se convierte en nuestra gran aliada cuando comprendemos que para lograr lo que queremos, debemos encontrar formas inteligentes de comunicarlo, por ello, te dejo estos dos enlaces que te ayudarán a complementar esta información para convertirte en una persona más persuasiva: