Ya terminó enero. Muchos ya nos dimos cuenta de cuáles de nuestros propósitos se quedaron en eso. Estaba leyendo en algún lado que éstas suelen ser de las fechas más “deprimentes” del año, y sin embargo hoy puedo decir que traigo las pilas bien puestas. Aquí el porqué:
Terminé el año pasado con la intención de hacer más cosas para mí, sin mi pareja. No porque no ame a mi pareja sino porque al estar la mayor parte del tiempo con él (vivimos y trabajamos juntos) de repente me encontré a mi misma sin espacios ni tiempos para mí. Tenía la sensación de ya ni siquiera recordar las cosas que me gustaba hacer cuando era soltera.
Es curioso, al estar haciendo cosas para mí empecé a notar que he crecido mucho, que soy muy valiente y que soy capaz de cosas que la verdad no creía de mí misma, y al notar todo me asaltó un temor: ¿qué pasaría si haciendo mis cosas me alejo de mi pareja?
En mi consultorio he notado que este miedo no sólo me pasa a mí, de hecho, es bastante común en las parejas. Recuerdo que en un taller que dimos el año pasado justo había una pareja que tenía terror de alejarse al estar haciendo cada uno sus cosas, y por no querer sentir ese miedo hacían TODO juntos… logrando así sentirse hartos el uno del otro. En ese taller aprendí de ellos que está bien que cada quien tenga y cultive sus propios intereses, y decidí usar su aprendizaje a mi favor.
La diferencia para mí. Decidí hacer cosas para mí y no he parado, y sí, así me siento más fuerte y más cerca de mi esposo.
¿Estás listo o lista para tú también salir y hacer tus cosas, cultivar tus intereses y conocerte?