Si han leído alguna de mis columnas estoy casi segura que saben acerca de mi terrible crisis por entrar a la vida adulta ya que creo que muchos de los temas que hoy estoy viviendo y quiero compartirles tienen que ver con eso y con hacer.
Estas últimas semanas he estado muy indecisa en qué es lo que sigue ahora que oficialmente soy egresada de la universidad y pareciera que algo que sonaba muy sencillo –y decidí postergar– ahora lo vivo como algo bastante complicado y estresante. Me he estado dando cuenta de varias sensaciones pero hoy me gustaría platicarles de una en específico:
Al estar viendo cuál es el siguiente movimiento me he dado cuenta que tengo una sensación de tener que tener el plan de vida “adulta” perfecto, es como si tuviera que tener el trabajo perfecto en todos los sentidos. Por esto me refiero a que siento que debería de tener un trabajo que me permita tener un ingreso económico adecuado pero también siento que debería de ser algo que me gusta ya que he luchado bastante por hacer algo que en verdad disfrute; por otro lado también siento que debería ser algo que se pueda complementar con mi trabajo en Evolución Terapéutica (quizá ya han leído sobre él) en el que soy terapeuta y maestra, además de eso siento que debería ser un trabajo del cual mi familia y mis amigos estén orgullosos y así en mi cabeza tengo muchos “deberías” con respecto a lo que debo de hacer. Es como si quisiera complacer a todos, que todos estuvieran de acuerdo con lo que hago ya que siento que si escojo un camino, defraudo a algunas personas y si me voy por el otro, también defraudo; al final es un juego de perder –perder para mí–.
Lo triste y lo que me duele de esta situación: perder. Perder es que por un lado, en realidad estoy viendo y haciendo todo lo que los demás “quieren” y no estoy viendo que es eso que en verdad yo quiero hacer, cual es ese camino de vida que yo quiero empezar y hacia donde quiero ir. Y por otro lado por querer “ complacer” a todos y hacerlo perfecto me pongo en un lugar imposible de cumplir ya que claramente eso que espero lograr no existe.
Ahora que puedo ver esto, me pongo a hacer un recuento de cuántas veces a lo largo de nuestra vida nos ponemos en este lugar, en este lugar de hacer lo que sentimos que deberíamos de hacer, en el lugar de querer complacer y cumplir las expectativas que creemos todos tienen de nosotros, de lo que en teoría deberíamos de hacer; de lo que la gente “espera” de nosotros desde la carrera o el trabajo que escogemos hasta si estamos solteros o divorciados o si decidimos tener hijos o no, es como si de cierta forma en algunas ocasiones decidir algo o no fuera en función del mundo, no de nosotros.
Estoy casi segura que ni todos ni en todos los aspectos de la vida puede que funcionemos así, sin embargo me gustaría que te tomarás un momento para ver esas pequeñas –o grandes– cosas que hacemos porque sentimos que deberíamos. Que sentimos que si no lo hacemos fallaremos o defraudaremos a alguien, que sentimos que tenemos que hacerlo perfecto porque si no algo terrible va a suceder. Ya sea en el trabajo, con mi pareja, con mis hijos, con mis papás o en cualquier cosa, quizá tengo una pequeña vocecita que me dice que si no hago lo que estoy haciendo, me dejarán de querer y se avergonzarán de mí.
Me gustaría que si notas esta vocecita te tengas paciencia e intentes ser amoroso contigo mismo; estoy segura que a más de una persona cercana a ti le pasa lo mismo, incluyéndome a mí.