Sería muy sencillo el diagnóstico de fibromialgia si el único síntoma a perseguir en los
pacientes fuera el dolor generalizado, situado en músculos y en tendones y que no se
debe a problemas locales ni mejora con el uso de los analgésicos anti inflamatorios más
utilizados. Hay que ser claros que, el problema neurológico que se produce en los centros
reguladores del dolor, también altera el control del sistema nervioso autónomo. Este
defecto altera las funciones viscerales y de los órganos del cuerpo que no requieren de un
control voluntario. La sensación de calor y temperatura, el ciclo sueño vigilia y apetito
saciedad, la agudeza visual, la boca seca, la respiración, la frecuencia cardíaca, la presión
arterial, los movimientos intestinales, el vaciamiento de la vejiga, el flujo sanguíneo a las
extremidades, e inclusive, algunas sensaciones genitales y sexuales.
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Por lo tanto, no es nada raro, que los pacientes portadores de fibromialgia se acompañen
de múltiples quejas físicas, una gran cantidad de visitas a médicos de diferentes
especialidades y años y años de retrasos en el diagnóstico, con los consiguientes
tratamientos inadecuados, con ciertos riesgos y con efectos secundarios que pueden
llegar a empeorar los cuadros clínicos predominantes de los pacientes.
La moraleja es muy importante, ante la duda, o en una serie de diagnósticos y fracasos
terapéuticos repetitivos una evaluación, para nada es una pérdida de tiempo.
Dr. Edilberto Peña de León
Neuropsiquiatría
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