«El dinero es un estiércol estupendo como abono, lo malo es que muchos lo toman por la cosecha.»
Joseph joubert
Mi educación en materia financiera a través de hábitos familiares o ejemplos comunes en mi entorno, se reducía a una cuestión muy simple: trabajar y tener dinero. Más dinero; es más horas de trabajo o un mejor trabajo. Ir a la escuela para llegar a ser alguien en la vida y ser alguien en la vida es tener un buen empleo que genere un buen sueldo.
Durante muchos años escuché a diferentes filósofos de banqueta, algunos tíos e inclusive de mi padre, que la gente que tiene dinero no es feliz.
Yo siempre he querido y quiero tener dinero, pero en su momento y en mi entorno, decirlo en voz alta parecía algo amoral o soñador e iluso.
La televisión en muchos programas de televisa y sus novelas que solía ver en mi casa y la de muchos amigos de la infancia nos hacía ver recalcadamente que los ricos siempre tienen problemas y que los pobres tienen mucho de lo que a ellos les hace falta; como vivir unidos, más libertad, humildad y una gama de valores que no tiene la gente ricachona adinerada.
No puedo dejar de pensar en que todo ello es una programación bastante sutil y muy mal intencionada.
Por ello es que cuando crecí y comencé a tratar con personas que abordaban el tema del dinero de manera tan común y en un volumen preciso me sorprendí. Escuchaba a personas que hablaban de poner negocios de 12 o 13 millones de pesos. Eso sin duda pudiese parecer o una broma o una fanfarronería al ver personas tan jóvenes (al menos más que mis padres) hablando de ello; pero era en verdad una plática de negocios seria que se daba de manera semiespontánea y en un restaurante de la ciudad, lejos de personas trajeadas y todos los protocolos que puedas imaginar.
Esta experiencia desbloqueo una parte importante en mí y me hizo creer en las posibilidades de crear. También me hizo ver que los negocios pueden tener los mejores resultados o no.
Así se fueron estableciendo nuevas formas de convivencia entre el dinero y yo, pero lo que realmente me sorprendió y me acerco a no dudar en querer tener el dinero conmigo en una relación más cercana e íntima fue aprender lo siguiente:
- «El dinero debe trabajar para ti»
- «Todas las buenas ideas se pueden realizar para ayudarte y ayudar a los tuyos»
- «El dinero es una herramienta de la magia de la creación»
Muchas personas creen que en la búsqueda del dinero se te va la vida y deciden no emprender el camino hacia ese rumbo; porque el dinero y el poder corrompen al hombre.
Yo he visto a los pobres y a los ricos llorar y sufrir por los mismos aspectos, también he visto a las personas con dinero disfrutar de cosas que los pobres no tienen, como he visto a los pobres sufrir por cosas que nosotros ni siquiera imaginamos en nuestra vida diaria y eso que no somos millonarios; como la alimentación por ejemplo.
El dinero a favor del poder. El poder a favor del dinero.
Todo depende de dónde se enfoque el poder del dinero y entonces podemos encontrar resultados que sin duda son la felicidad real.
Emilio caminaba por la calle y miro un dólar tirado en el piso y decidió dejarlo porque pensó que su ser podía ser corrompido.
Juan caminando encontró el mismo dólar y decidió no tomarlo porque creyó que eso iba a alterar su felicidad.
Eduardo fue el tercero en encontrarse de frente al dólar y lo tomo para comprar cigarros.
Los 3 ejemplos suenan tan ridículos cuando ponemos como ejemplo un dólar; pero toman un contexto diferente cuando hablamos de millones de dólares.
Y eso pasa con el poder, el dinero es la capacidad del poder y así hemos dejado que otros hagan uso de ese dólar; hemos dejado que esos otros tomen el poder y establezcan las reglas.
El mismo dólar que construye un templo a belcebú; puede traer la sanación a los pueblos marginados y dar nuevas oportunidades de vida a infancias en condiciones de pobreza extrema.
Todo está en conseguir ese poder de un dólar e invertirlo en mejorar el mundo… Que no nos gusta.
Aquí tienes un nuevo «por qué», para levantarte a hacer dinero.
La vida es Guerra.
Francisco Javier Garrido.