Nunca he sido muy fan de las etiquetas y escritora fue una que no me puse yo. Incluso en una plática de empoderamiento recuerdo que aclaré que era autora – no escritora y después, seguí siendo llamada “escritora” muchas veces más. Sin duda el Universo sabía más sobre mi esencia que la yo de ese momento. Así que con la intención de despertar al escritor en ti, a continuación comparto lo que para mí es ser un escritor:
Por supuesto el síndrome del impostor no me permitía adjuntarme semejante título; solía pensar he cocinado y eso no me hace cocinera, he modelado y eso no me hace modelo y he actuado y eso no me hace actriz, así que bajo esa misma lógica me preguntaba – si he escrito libros y columnas, ¿me hace eso escritora?
Hoy sé que la respuesta está en el alma, y querido lector, sí, ¡soy escritora! Dentro de mí hay una escritora, pero también hay una retratista del mundo la cual plasma su visión a través de la escritura.
Ahora, permíteme presumirte solo un poco sobre el mundo del escritor: es infinito, eso es todo. No podría decir mejor, peor, bello o triste. Infinito es la palabra que mejor describe al mundo del escritor.
En ocasiones, al escribir, pareciera que tan solo se trata de taquígrafos; como si solo fuéramos escribiendo aquello que ya existe y es tan claro para nuestro tercer ojo mientras estamos en ese estado de conexión, (unos lo llaman inspiración… ) Ser escritor es hermoso. Podemos estar en nuestro día a día y de la nada aparece la historia en la mente, por lo que instantáneamente detenemos lo que estamos haciendo y ¡papel y pluma, por favor! Necesitamos conectarnos a la historia antes de que se cierre la puerta, antes de que vuele la historia… Sí, escribir es hermoso y es en la imaginación donde está la tinta.
En mis comienzos, he de admitir que no sabía manejar ese estado de conexión-inspiración. Ahí estaba todo y la falta de experiencia me hacia sentir miedo de que se perdiera algún detalle; entrar al mundo donde está la historia me causaba una emoción inmensa que muchas veces me hacia hasta llorar por la incapacidad de saber manejarla, por lo que el cigarro era una especie de refugio y decoraba ese triste vicio con frases como “es de grandes escritores fumar”, afortunadamente abrí los ojos e hice a un lado ese hábito y poco a poco he aprendido a volar en mi mente sin miedo y como te comenté, escribir se vuelve una especie de taquígrafo, o secretaria que va anotando lo que yo voy viendo, eso que existe pero solo yo puedo ver y pongo de mi parte para traerlo a la vida. Ahora – para que una historia tenga vida – como todo, es un trabajo en equipo, donde está el escritor, pero también el lector… y damas y caballeros, es así como nace una historia donde escritor y lector son los padres.
Por último, cerraría diciendo que escribir implica acceder a la creatividad desde el alma y si bien, escribir historias es hermoso, vivir tu propia historia es por mucho, mejor.
Así que ya lo sabes, despierta al escritor que llevas dentro. Escribe ya tu libro. Escríbelo para ti. Olvídate de si la historia hace sentido, de la ortografía, la redacción, la comercialización, etc. Simplemente escribe ese libro que llevas tanto tiempo queriendo escribir y mira qué bonito brillarás.
Una corona para ti,
Columna escrita placenteramente desde la Riviera Maya mientras escucho As time goes by de Dooley Wilson y Barcelona de Giulia y los Tellarini.
Angie D. Brenes
Twitter: @angiebrenes
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