Planificar adecuadamente los recursos es una necesidad para todas las personas. Pero saber hacerlo apropiadamente es, sin duda, la clave del éxito financiero.
Tanto la familia como las instituciones educativas son las responsables de proveernos de una educación integral. Debía esperarse, por tanto, que en la adultez contemos con las habilidades y conocimientos necesarios para afrontar los desafíos de la vida.
Sin embargo, resulta frecuente encontrar que la mayoría de las personas no cuenta con las capacidades necesarias para alcanzar sus metas. Esta situación se torna aún más evidente cuando se trata de asumir la responsabilidad económica o financiera, a nivel personal y familiar. Por lo general, un ciudadano promedio no sabe administrar sus ingresos, ni cómo puede asegurarse para que en el futuro pueda tener una vida digna, solvente y de calidad.
Ante esta situación se impone un proceso de aprendizaje de ciertos conocimientos y técnicas ineludibles, de manera que cada persona pueda lograr la seguridad financiera, una condición que debe ser una meta para todo, especialmente quienes no han sido favorecidos con la fortuna monetaria.
Vale aclarar que tener seguridad y éxito financieros no significa necesariamente hacerse rico. Se trata más bien de prever y manejar los recursos que nos permitan una vida mejor, tener claros nuestros objetivos existenciales, de desarrollo personal y familiar, y establecer los pasos necesarios para alcanzarlos.
Cualquier persona, en condiciones normales de ingreso, puede crear y asegurar su futuro y conseguir sus metas financieras en base a sus necesidades. Para ello es necesaria la elaboración de un presupuesto, que le permitirá realizar cada uno de los planes que se proponga: pagar sus deudas, enviar a su hija o hijo a la universidad, comprar una vivienda, iniciar un negocio, ahorrar para su retiro, apartar algún dinero para los tiempos difíciles, etc. Se inicia con la Planeación de Vida, una especie de diagnóstico que permite visualizar con anticipación los hechos que pueden ocurrir y que se centra en la administración inteligente de los ingresos.
Si bien es cierto que en México el nivel de ingresos personal no es muy alto, esto no significa que el grado de bienestar de las familias no pueda ser incrementado. La percepción popular de que “lo que se gana no es suficiente” se debe esencialmente a la falta de administración personal de los ingresos, más que a la escasez de los mismos. O sea, que no es lo que ganas, sino las decisiones que tomas en relación con tu dinero.
Entonces, ¿podemos hablar de éxito financiero aún cuando nuestros recursos no sean los que deseamos? Pues sí. La fórmula para conseguir ese grado de satisfacción financiera consiste en obtener los mayores beneficios con nuestras fuentes de ingreso sean estas limitadas o no. Es precisamente mediante la planeación que podemos identificar nuestra situación inicial, establecer metas, implementar las estrategias necesarias para alcanzarlas y por supuesto, tomar decisiones efectivas.
Pero también se requiere de un cambio de mentalidad y de actitud de las personas, transitar del simple comportamiento reactivo a un comportamiento proactivo ante la vida. Esa es la mayor dificultad de la educación en el campo de las finanzas personales y familiares. Poder mantener unas finanzas personales sanas es imprescindible contar con buenos hábitos que nos ayuden a administrar nuestro patrimonio. El poder de lograr el éxito financiero está en nosotros mismos. A través de una adecuada administración financiera personal, el uso eficiente de los ingresos y el ahorro invertido con acierto, podemos convertirnos en los verdaderos dueños de nuestro destino.