Leyendo algunos de sus comentarios y peticiones, quiero compartir con ustedes el día de hoy lo qué representa la Divina Misericordia, que es una gran devoción que practica la Iglesia Católica hacia la Misericordia de Dios; esto de manera más concreta es el hecho de confiar ciegamente en que la Misericordia de Cristo y su Pasión es el precio que Él cubrió por nuestros pecados, mismos que serían perdonados. Jesús es un salvador en toda la extensión de la palabra, ahí se explica el porqué de su gran misericordia.
Hoy la adoración está entre los hombres gracias al esfuerzo de Santa Faustina Kowalska, monja polaca conocida como «Apóstol de la Misericordia»; ella escribió un cuaderno en el que narra las conversaciones que sostuvo con Jesús y todas están escritas a manera de diario, pues esto se lo pidió su confesor Michal Sopocko y el mismo Jesucristo. Este fervor se propagó en la población por los desplazamientos de los polacos durante la Segunda Guerra Mundial.
Esta misma devoción se fortaleció durante el pontificado de Juan Pablo II, él fue quien proclamo la fiesta de la Divina Misericordia para ser celebrada cada año el primer domingo después de la Pascua, y canonizó a Santa Faustina el 20 de abril del año 2000.
Esta veneración supone que la prioridad de Jesús es la misericordia y ésta es la última oportunidad que tiene una persona para lograr su salvación; establece que la única manera de poder llegar a la misericordia de Nuestro Señor es a través de la confianza; esta devoción está compuesta por:
- El mensaje de la Divina Misericiordia.
- La Coronilla de la Divina Misericordia.
- La Imagen de la Divina Misericordia.
- La Fiesta y la Hora de la Misericordia.
De las cosas más relevantes que Santa Faustina cuenta en su diario, mismas que le transmitió Jesucristo, están las siguientes:
“Toda alma que cree y tiene confianza en Mi Misericordia, la obtendrá».
«La última tabla de salvación es recurrir a Mi Misericordia”.
«Yo soy el amor mismo y la misma Misericordia».
«A las almas que propaguen la devoción a mi Misericordia, las protegeré durante toda su vida, como una madre cariñosa cuida a su hijo recién nacido. A la hora de la muerte, no seré para ellos Juez, sino su Salvador Misericordioso”.
Si necesitas elevar una plegaria al Señor de la Misericordia, aquí está la oración que debes pronunciar con mucha devoción:
“Bendeciré a las familias donde se exponga mi imagen. Convertiré a los pecadores que ahí habiten, ayudaré a los buenos a perfeccionarse y a los tibios a volverse fervorosos. Bendeciré sus intereses, proveeré sus necesidades espirituales a quienes las propongan, y produciré transformaciones inmediatas y resplandecientes en aquéllos que me acojan con amor y agradecimiento”. Amén.
Que tengas una bendecida semana
Georgette Rivera
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