La edad para dejar que nuestros hijos tomen alcohol

Edilberto Peña de León

edilberto-PENA-DE-LEON-1000X525-2017Una pregunta recurrente en el consultorio surge cuando le prescribo cualquier tipo de medicamento del sistema nervioso central a un adolescente y ya sea él, o sus padres, antes de salir de la consulta me preguntan: “¿Puede tomar alcohol con los medicamentos que le mandó?”.

Mi respuesta comienza por el lado neurobioquímico. Les refiero que no hay ninguna especie de combinación rara entre los medicamentos de sistema nervioso central y el alcohol. La creencia popular me ha enseñado que se piensa que la combinación de fármacos y alcohol crean una nueva molécula que es dañina para el cerebro, o que el alcohol inactiva el efecto de los mismos y dejan de funcionar. NINGUNA DE ESTAS HIPÓTESIS ES CIERTA. Lo curioso que observo es que la solución que toman los pacientes es suspender el medicamento si es que tienen un festejo donde van a brindar. Lo que si es cierto es que con el uso de psicofármacos se potencializa el efecto depresor de las funciones del sistema nervioso central, traducido a la vida real: se me sube más rápido el efecto del alcohol.

La siguiente parte de mi respuesta es la del neurodesarrollo que da título a mi participación de esta semana. Les explico que la corteza prefrontal del cerebro es la encargada de que demos respuesta a las encrucijadas que me pone la vida todos los días, además de que nos indica lo que está bien y lo que está mal. Esta importantísima estructura termina de madurar hasta los 21 años (sirva esto también de moraleja por la cual antes de esa edad somos extraordinariamente susceptibles a tomar muy malas decisiones). El uso de las drogas, ya sean legales o ilegales: alcohol, nicotina, marihuana, tachas, etc., etc.; lesiona y obstruye este proceso de maduración. Así que la respuesta franca y escueta en este segundo apartado es lapidaria: EL CEREBRO DE UNA PERSONA NO ESTÁ PREPARADO PARA CONSUMIR ALCOHOL NI DROGAS ANTES DE LOS 21 AÑOS.

La parte final de mi respuesta es la que más les genera intercambios de miradas a los adolescentes con sus padres. “Para cada familia y para cada hijo las reglas de cómo y cuando tomar alcohol se deben de negociar entre ellos y, por lo tanto, después de la opinión médica, juntos deben de decidir estas reglas”.

Así que con toda esta información debemos de sentarnos con cada uno de nuestros hijos en edad adolescentes (cada hijo tiene requerimientos diferentes) y negociar las reglas de consumo de alcohol.

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