La enfermedad como camino

Martha Sánchez Navarro

Martha-SanchezLa enfermedad también puede ser un sendero de luz y aprendizaje. Hoy, no nos suena raro que las emociones estén involucradas en las enfermedades. Piensa, no existen las enfermedades, existen los enfermos. Interesante verdad? Lo natural es estar sanos, la máquina está diseñada maravillosamente bien, nosotros no nos encargamos de hacerla funcionar, nadie hace que su sangre fluya o que el corazón palpite, todo esto pasa instintivamente. Fuimos creados por el amor, para el amor, la peor energía para la máquina, es el miedo! Es exactamente contraria a su esencia. Por eso no puede transmutarla y la enfermedad es una forma de comunicarse con nosotros, nuestro cuerpo expresa a través de los síntomas mensajes para que nos hagamos conscientes de que estamos haciendo algo mal.

Se dice que nuestro cuerpo no se enferma, nos informa. O que la enfermedad es la forma que tiene el cuerpo de mantenernos sanos. Suena de locos verdad? Pero no hay forma de que el cuerpo se comunique, más que los achaques. Como no entendíamos el mensaje recurríamos al medicamento para erradicar a la enfermedad, pero no entendíamos el mensaje, veíamos y arreglábamos el efecto, sin atender la causa. ¿Qué me quiere decir mi cuerpo? Cuándo escucho y entiendo el mensaje, lo puedo cambiar. Los síntomas nos quieren decir que algo estoy pensando mal, cuando lo cambio y pienso bien, la enfermedad desaparece, ya no tienes razón de ser. Curar es temporal, sanar es permanente.

El corazón se afecta por no dejar fluir el amor, por cerrarse al amor. Por no dar y aceptar el cariño. La sangre por falta de alegría, por enojos.

El estómago por no pensar bien, por poner nuestra atención en lo negativo.

El intestino delgado por miedo, por imaginar cosas que no queremos que pasen.

El intestino grueso por no tirar la basura, por falta de flexibilidad.

Los pulmones por tristeza. Los riñones por miedo, por una pena o desilusión.

El hígado por enojos e impaciencia.

Los huesos por falta de flexibilidad conmigo y con los demás. La piel por hipersensibilidad, por querer quedar bien.

Las glándulas por sentirse víctimas, humillados. Por una mala actitud.

Los genitales por culpa.

Los ojos por no querer ver.

Los oídos por no querer escuchar.

Los dientes por desarmonía familiar.

La garganta por no hablar y pedir lo que quiero.

Podemos intuir qué mensaje hay detrás. Necesitamos una apertura mental para no sentirnos culpables, más bien hacernos responsables, de nuestra salud. Si son nuestros pensamientos negativos los que nos enfermaron, podemos intuir, que serán nuestros pensamientos positivos los que nos sanaran. La actitud es nuestra mejor medicina, si tenemos una buena actitud hacia la vida y hacia nosotros, lo más probable es que estemos en equilibrio. Los enamorados no se enferman, los médicos dicen que es porque tienen su sistema inmunológico a tope. O sea que el amor pone a la máquina en su mejor condición, esto nos da una pista que sí nos mantenemos creando pensamiento y emociones positivas ayudamos a nuestras defensas corporales. El día de hoy está comprobado que la risa ayuda a sanar el cáncer, entre otras enfermedades. Podemos enfermarnos, pero si además de tomar medicamentos, tomamos conciencia podremos resolverlo más rápido. Una medicina preventiva es hacer lo que te gusta, divertirte más, no tomarte todo tan en serio, ni personal. Poner tu atención en lo bueno, meterle ganas a estar bien, ayudar a los demás y acordarte de ti.

Te invito a que la próxima vez que te enfermes de algo, además del medicamento te preguntes, ¿Qué te quiere decir tu cuerpo?

Te quiere Martha

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