En cierta ocasión una joven adolescente de 17 años de edad visitó a su abuelita y no dudó en contarle algo que la tenía muy triste, le había ido muy mal en un examen de matemáticas para el cual se había preparado con mucha dedicación, había terminado con su novio y la relación con su madre no marchaba bien. La bondadosa abuela consoló a su nieta y le preparó unas deliciosas galletas que ambas disfrutaron con un vaso de leche.
Pasaron los días y la joven visitó nuevamente a su abuela, le contó que al final las cosas mejoraron con las matemáticas, conoció a un chico más gentil y respetuoso y se llevaba mejor que nunca con su madre. A pesar de los cambios positivos algo la dejó intrigada, no sabía por qué cuando las cosas parecían ir viento en popa pasaba algo malo, y cuando todo parecía perdido las cosas mejoraban. Para resolver la duda de la jovencita, la abuela decidió contarle una historia, la historia de Cipriano, el relato es el siguiente:
Cipriano fue un hombre que vivía en un pueblo remoto de algún país en aparente tranquilidad, un día perdió a su único caballo, éste saltó la cerca y corrió huyendo por la pradera. Los habitantes y vecinos del pueblo se acercaron al viejo para consolarlo.
—Cipriano, qué tragedia que hayas perdido a tu caballo—
—¿Será bendición o será desgracia?— Contestó Cipriano, restándole importancia y demostrando así que el problema no era tan grave como parecía.
Días después el viejo miró hacia el horizonte y logró identificar a su caballo, venía corriendo al frente de una manada de caballos salvajes. Cuando el animal llegó saltó la cerca y el resto de los caballos hicieron lo propio. La gente del pueblo que se había percatado del acontecimiento se acercó para felicitar al viejo.
—¡Cipriano! ¡Ahora eres dueño de muchos caballos!— ¿Será bendición o será bendición o será desgracia?—respondió el hombre.
Como tenían caballos salvajes, el hijo de Cipriano decidió montar uno para poder domarlo, pero al hacerlo cayó y se fracturó una pierna.
—¡Vaya desgracia Cipriano, lamento mucho lo que le pasó a tu hijo!— Le dijo uno de sus amigos, a lo que Cipriano contestó su ya famosa frase «¿Será bendición o será desgracia?»
A los pocos días se dio aviso al pueblo de que el país estaba en guerra y que el gobierno reclutaría a los jóvenes del lugar para combatir en guerra, el hijo de Cipriano no fue reclutado porque estaba cojo. Evidentemente todos pensaron que eso había sido una bendición para el viejo, pues su muchacho sobrevivió, a diferencia de otros jóvenes que murieron en la guerra.
La abuela le dijo a su nieta que la de Cipriano era una vida como la de cualquiera: «A veces te va bien y a veces mal, pero nunca te irá todo el tiempo mal y nunca te irá todo el tiempo bien, es absurdo pensar que tu vida estará llena de desgracias o que tendrás una vida llena de victorias, lo que tienes que hacer hija mía es tomar las situaciones de frente, enfrentan los problemas de la mejor manera y disfrutar las cosas buenas. Al final hasta los problemas son cosas buenas, porque te dan experiencia, así que acepta las cosas buenas y malas que lleguen».
La historia de la curiosa anciana con la bolsa de papel, en este link.
La historia de Francine, una sobreviviente del holocausto judío, en este enlace.
La conmovedora historia de las manos laceradas, en este link.
Conoce una anécdota de Miguel Ángel, justo aquí.