La imagen es un activo con un alto valor el cual nos abre puertas, le hemos dedicado cariño y esfuerzo y en la mayoría de las ocasiones es responsable de la entrada de nuestros ingresos. Pero, ¿qué pensarías si te dijera que pudiera ser un obstáculo para que brilles con tu máximo potencial?
Actualmente existe gente sumamente preparada que se dedica a la construcción de imagen personal y por lo que cobran grandes fortunas. Sin duda, desde el punto de vista económico, es una excelente inversión pues se crean oportunidades que traen un retorno sobre la inversión a un corto plazo. Con los círculos cercanos se genera una mejor reputación, aprobación y de pronto el trato de la sociedad en general se vuelve mejor. La imagen está basada en lo que es uno, sus intereses y pasiones y toma en cuenta factores como comunicación verbal y no verbal, apariencia, preparación, relaciones públicas, logros, redes sociales y un gran etc.
Con las redes sociales hemos visto la que tener una buena imagen puede convertirse incluso en un trabajo de 24 horas, donde se presenta al público una representación de lo que queremos mostrar, como queremos ser vistos y sobre eso comienzan a hacerse modificaciones a la esencia de lo que verdaderamente somos.
En redes sociales, que tiene la función de vitrina u escenario, hablamos sobre nuestras relaciones afectivas unidas, viajes, comidas, éxitos profesionales, altruismo, desarrollo espiritual, ejercicio, humor, la serie del momento y otro largo etc. que aparentemente refleja un día en nuestra vida.
Si bien existe libertad para darle uso a las redes sociales como cada quien considere mejor, existe un problema mayor del cual nadie habla y va en crecimiento acelerado y es precisamente esa mutilación a nuestra esencia por ser aceptados, aprobados y reconocidos.
Mientras se considere que ese bienestar proviene de fuentes externas, nos encontraremos dedicándole tiempo, dinero y esfuerzo a construir una hermosa imagen que poco tiene que ver con lo que verdaderamente somos y la incógnita viene en ¿qué pasaría si destruyéramos nuestra imagen?
Por “destruir nuestra imagen” no me refiero a comenzar a actuar públicamente de una manera sin valores o poco ética que provoque polémicas o ataques, sino una separación de esa ilusión que creamos sobre nosotros para el mundo y que poco a poco comenzamos a habitar olvidando así quiénes verdaderamente somos.
Ciertamente se requiere valor para dar ese primer paso y alejarse de eso tan preciado que representa aplausos o éxito social. Probablemente a nuestro ego no le va a agradar la idea de que alguien más suba al podio, aun cuando fue a base de trucos creativos y manipuladores y podrá ser el miedo quien anide una idea de que los recursos comenzaran a ser limitados si no se trabaja en la imagen; pero nada más alejado de la realidad.
Destruir la imagen tampoco será sinónimo de no actuar con inteligencia, no tener ambiciones, o dejar de ser respetuoso. Se trata más de dejar de servir al exterior, dejar de vender nuestra libertad para el visto bueno de afuera y en realidad cultivar seguridad en uno mismo. Sentirse pionero de nuevas formas de ser, que agregan variedad a una sociedad tan uniforme y muchas veces altamente predecible.
Destruir la imagen para comenzar a ser es un hermoso emprendimiento que trae gratas sorpresas como autoconocimiento, descubrir talentos, posturas y hasta gustos. ¡Probablemente nos lleve a nuevos círculos que nos harán brillar más!
Así que querida lectora, querido lector, quiero invitarte a reflexionar sobre qué tanto de lo que compartes refleja lo que verdaderamente eres y si te detiene el miedo al rechazo social y eliges parecerte a las masas con tal de evitar sentirte sola o solo.
Si te identificas en cierto grado con esto, no te preocupes es común en estos tiempos y se trata de un efecto imprevisto de usar redes sociales. Lo importante esta en comenzar a ser consiente de qué es lo que mueve nuestras decisiones: el amor propio o el miedo y trabajar en ello.
Columna escrita mientras se escucha The Look de Metronomy, comiendo una rica mandarina y desde Cuernavaca, México.
Una corona para ti,
Angie D. Brenes
Twitter: @angiebrenes
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