Durante la reciente pandemia, ocurrió un fenómeno donde muchas personas contactaron o fueron contactados por viejas amistados o amores. Probablemente se debió a la disponibilidad de tiempo para hacer una reflexión y apreciar lo lindo o las enseñanzas que nos dejaron ciertos maestros en nuestras vidas, probablemente fue el ocio y la curiosidad por saber qué fue de la gente que tuvo cierta importancia en nuestras vidas, pero a continuación querido lector, te comparto algunos de mis aprendizajes más importantes sobre retomar contacto con gente del pasado:
Con el tiempo crecemos. Las experiencias nos hacen más grandes, sabios y el flujo de la vida nos lleva a experimentar nuevas enseñanzas, a tener nuevos maestros para seguir en el camino de ascender. En ocasiones se puede sentir amor por la vida, por lo vivido, la gente que ha estado en ella y su influencia y he aquí un punto crucial: esto no es sinónimo de que la otra persona está en la misma sintonía o tenga que regresar a nuestro círculo. En mi caso, entender este punto me costó mucha energía. Puede que la otra persona aun se encuentre en el mismo nivel de crecimiento que antes o simplemente sus caminos los llevaron a convertirse en alguien que de alguna forma ya no se reconocen, pues tú y esa persona ya son distintas.
Retomar contacto con el pasado muchas veces empieza con la emoción de encontrarse de nuevo, le siguen las memorias, confesiones, muestras de perdón y agradecimiento y hasta nuevos planes. Pero el tiempo es un gran maestro y es posible sentir que algo simplemente no fluye o no llena el hueco inicial por el cual retomamos contacto, o los planes no están siendo como habíamos diseñado o la persona simplemente perdió ese brillo con el que la vimos en la fase inicial del reencuentro, el punto es que la vida nos muestra que esa persona ya es más como una costrita que o deja de sumar o incluso empieza a drenar nuestra energía.
Lo cierto es que los seres humanos amamos escribir historias, y en un mundo donde nos dicen que estar rodeado de muchos amigos es bueno, puede existir una especie de presión que nos lleva a querer mantener a gente importante en nuestra vida romanizando su paso por ella y evitándonos dejarla ir, soltarla o actuar como si hubiera algo más, muchas veces inconsciente.
Dejar ir tiene un truco. En realidad se trata más de un tema energético que de separación física o incluso cambios de títulos o frecuencia en el contacto. Todos estamos conectados, así que la gente no se va a ningún lado, cuando mucho puede estar al otro extremo del mundo más nunca se va como tal.
Cortar con el pasado implica una acción de integrar los aprendizajes, reconocer cómo somos más grandes y fuertes gracias a esas personas, honrar su participación en nuestro camino y dejarlos ir, aun si al día siguiente hay comunicación… la energía será otra y se puede dar un nuevo inicio o no, pero gente valiosa y que suma hay en muchos lugares, no hay necesidad de aferrarse a alguien que ya fue si la vida ya nos tiene preparado nuevos maestros.
Así que ya lo sabes, identifica bien si las relaciones que tienes es porque te suman o por una incapacidad de dejar ir y poco a poco haz los cambios que consideres que son más beneficiosos para tu paz y bienestar.
Una corona para ti,
Columna escrita en una noche dentro de la selva maya y escuchando Caribbean de Astro.
Angie D. Brenes
Twitter: @angiebrenes
Notas relacionadas
Todas las columnas de Angie Brenes dando click de este lado.