La importancia de la paciencia en la sexualidad

Sexóloga Alessia Di Bari

Esta semana me dieron mi carta de aceptación al doctorado en Sexología Humanista y estoy rayada; o sea, MUY contenta. Es uno de esos sueños que llevaba un ratote posponiendo.

Sexóloga Alessia Di Bari

#YoConfieso que tengo un tema con el tiempo, de broma siempre digo que por eso fui ochomesina, porque me urgía salir y empezar a conocer el mundo. Este fin de semana tuve doctorado y justo, una de las cosas que me di cuenta es que esta prisa por conocer, experimentar, entender, vivenciar… está chida, pero no siempre. A ratos no me detengo a sentir o contactar y por lo tanto, a disfrutar.

Me queda claro que este impulso me ha acompañado a lo largo de mi vida y que hoy, soy mucho más paciente que hace algunos años… pero por momentos, como este, me frustra y me desespera.

Ahora ¿Esto cómo aplica en mi vida sexual? ¡De mil formas! Lo veo todos los días en mis pacientes y en mí, por supuesto.

Cuando algo nos duele, nos lastima o nos hace sentir mal… nos lo queremos quitar lo más rápido que se pueda. El truco está en que para poder salir de ahí, primero necesitamos quedarnos ahí y darnos permiso de vivir la emoción que sea que esté.

La mayoría de nosotras(os), nos sentimos mal y eso puede ser, por poner los ejemplos más comunes: no alcanzo el orgasmo, me duele la penetración, eyaculo muy rápido o me cuesta mucho poder eyacular, sólo me prendo con determinados estímulos, etc¿Y qué hacemos? ¡Intentamos con todas nuestras fuerzas que esto no pase! Es decir, corremos de la sensación, luchamos “contra” ella, nos peleamos constantemente con ella.

¿Qué logramos? ¡Mantenerla mucho más tiempo con nosotras(os)! ¿Por qué? Por un lado, porque toda nuestra atención sigue puesta ahí y no en lo nuevo que queremos y eso apoya a mantener el ciclo y por otro lado, porque nuestra impaciencia nos hace correr, cuando –en realidad- lo que necesitamos es quedarnos en la sensación y eso va a requerir harta paciencia, para poder tener la constancia y la perseverancia de estar ahí, vivirlo y construir lo nuevo.

Ahora sí ¿Cómo hacemos esto? Parece una tontería, pero paso1: respira. Sí, respira; mete aire y luego sácalo. Esto te va a apoyar a oxigenar tu cerebro y poder pensar y sentir con mayor claridad.

Paso 2: paciencia. Sí, Roma no se construyó en un día y tu tema con la sexualidad –cualquiera que sea- ¡Tampoco! Así que, paso a pasito, date permiso de ir construyendo la nueva versión de ti, esa que sí disfruta, esa que sí puede… esa que sabe cómo.

Paso 3: pide apoyo. Las personas nos conocemos también, en función de los y las otras; así que, quizás, una visión externa a la tuya te podría ser de gran utilidad para ver justo aquello que –por vivirlo desde adentro- es mucho más complicado observar y acomodar.

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