«No se debe honrar más a un hombre que a la verdad.»
Platón «La república.»
Lo correcto es empezar por el principio. Asentó de manera muy precisa el autor “Aldous Huxley” en las primeras páginas de su libro: un mundo feliz. Cuando trató de ir dando forma a ese mundo hipotético en el que soñó con una sociedad muy parecida a la población global. Nada sorprendente después de ya haber leído la República de Platón y haber pasado muchas lecturas sobre el ideal social-nacionalista de la Alemania Nazi.
Escribo sobre transformaciones sociales; que nos enseñan desde lo especulativamente teórico hasta lo cruel y realistamente práctico. Como las sociedades tomamos el rumbo que es decidido por alguien o algunos que nos señalan el rumbo, aquellos que en verdad despertaron al conocimiento y decidieron influenciarnos y manipularnos sin necesidad del contacto.
Algunos de ellos la historia los ha registrado como bien intencionados en el ámbito de lo espiritual, como: Cristo, Mahoma, Buda, Gandhi, la Madre Teresa de Calcuta o la tía Chofi (según Jaime Sabines), pero ellos juegan en otra liga. (Aunque doloroso para algunos: lo Mítico).
Hablemos de los que aportaron cosas más objetivas, cualitativas y cuantificables. Los adoradores de la razón; y como ésta viajo desde las impresionantes formas que los grandes pensadores griegos tallaron llamándola: La Filosofía. Hasta influenciar los resultados que alimentaron la época de la ilustración en la Europa media. Para después escupir con mucha fuerza una revolución industrial en Francia que marco las pautas de trascendencia. Dando toda la credibilidad al más bello resultado de la actividad racional: La ciencia.
Personajes que van desde Descartes hasta Lord Bacon y protagonistas populares como Albert Einstein o el actual Neil deGrasse Tyson nos hablan del dominio de la verdad sobre la realidad usando como instrumento el conocimiento de la razón.
Nos venden la historia de la ciencia como un desarrollo progresivo y es una parte objetivada de la verdad, pero entendamos que la ciencia que ellos profesan no es el todo y que en la actualidad están transformándola en el nuevo Dios de las masas que somos. Debemos de retomar las antiguas ciencias las que se decidieron ignorar, discriminar y ocultar; en ellas también está la otra versión, la que nos falta, lo que nos dará una concepción más verdadera de la verdad.
Estas ciencias que buscaron desprestigiar y olvidar; son aquellas que ayudaran al hombre y mujer común, a vivir integrado en sus acciones sus ideas y la vida misma.
La filosofía es la ciencia que estudia la Naturaleza de la existencia, nos ofrece una oportunidad de poder ejercitar nuestra capacidad de pensar.
La racionalidad es una capacidad de nuestra mente, que nos permite realizar procesos tan maravilloso como: pensar, evaluar, entender lo que otro transmite y aprender; pero sobre todo como máximo resultado nos permite actuar con base en principios.
Hasta este punto seguir lo que nos dicta la razón es lo más sensato y lo que como sociedad nos parece más conveniente, pero debemos entender que aquellos que nos definieron como seres racionales. Nos sentenciaron a una mutilación existencial, ya que hemos sido en todos los tiempos tan míticos como racionales, tan animales viscerales como Divinos y bondadosos. Y más cuando hablamos de ser mexicanos.
Nosotros como cultura somos mágicos-ancestrales y contamos con un amplio acervo de conocimiento que va más allá de las estrellas y su existencia. Pero es importante creer y la creencia fue sistematizada para no hablar de religión. Para poder restar credibilidad y por ende poder llamando a todo ello un sistema de creencias.
Pero: Es la religión la ciencia más sagrada.
La que logra conjuntar todo lo necesario para encontrar la verdad; porque la vida es completamente conceptual y experimental. Por ende no solo podemos conocerla por nuestro proceso cerebral; la vida es la experiencia y esa tendrá todos los resultados de manera infinita con base en el ser que lo experimente.
Mi defensa está enfocada en ir más allá de la razón y los esquemas mal enseñados creando paradigmas inútiles.
Mi defensa es hacia la Religión; pero esa forma en la que jiddu Krisnamurti nos señala que:
“la religión de todo hombre debe ser la de Creer en sí mismo.”
Por ello agradezco cerrar esta columna citando a Sabines y diciendo:
«Yo no lo sé de cierto, yo sólo lo supongo.»