Una historia muestra a un rey que vivía triste y amargado, pero notaba a uno de sus sirvientes que cantaba a diario, presumiendo una enorme todo el tiempo. Un día el rey, interesado, le preguntó: «¿Por qué eres tan feliz?», el siervo respondió: «Mi familia y yo somos felices con lo que tenemos». El rey reflexionaba en la respuesta de su sirviente, pero no comprendió del todo, así que llamó a uno de sus consejeros y le preguntó porqué no podía ser feliz como su sirviente, que era un hombre pobre. El consejero respondió: «Su majestad, es porque el hombre nunca ha sido parte del club 99».
—¿Qué es el club 99?— Preguntó el rey, quien a estas alturas se había olvidado de su tristeza y estaba ahora más intrigado.
—Si desea saberlo vaya a la casa de su sirviente y ponga 99 monedas de oro en una bolsa y déjela en su puerta.
El rey lo hizo motivado por querer saber qué pretendía demostrar el consejero. El siervo que recibió el presente se llenó de alegría, contó las monedas y notó que eran 99, y no 100, así que se propuso trabajar todo el tiempo para ganar la moneda faltante. «Si tengo la moneda número 100 seré verdaderamente feliz», se dijo a sí mismo. Desde entonces su vida cambió, trabajó sin descansar y se fue convirtiendo en un hombre gruñón, y poco a poco dejó de cantar con alegría, como antes solía hacerlo. El rey percibió el cambio y le preguntó al consejero qué estaba pasando, recibió esta respuesta: «Ahora su siervo es del club 99, a este club pertenecen las personas que tienen todo para ser felices, pero no lo son porque desean lo que no tienen».
La gente del club 99 dice cosas como «si yo tuviera este puesto (o aquel sueldo, o si ganara como mi jefe) sería más feliz».
Si lo quieres ver de una forma matemática, si alcanzas el doble de lo que anhelabas eres doblemente feliz. Y si alguien alcanza los mismos logros que tú pero deseaba alcanzar el doble, su felicidad baja a la mitad, aún así tenga lo mismo que tú. El sirviente era feliz porque sus deseos eran mínimos, cuando trabajó por obtener una moneda de oro se vio frustrado.
Muchas personas se vuelven amargadas porque desean obtener cosas materiales, son bombardeadas de publicidad y se convierten en víctimas del consumismo, desean obtener autos, televisores, ropa y muchas otras cosas. Trabajan para alcanzar esas cosas materiales y no para superarse o mejorarse a sí mismos. Este tipo de personas entran a un círculo vicioso de ambición cuando alcanzan lo que tienen, pero siguen buscando más por no estar satisfechos con lo alcanzado.
Esto no tiene nada que ver con el crecimiento profesional, ni con el conformismo o la mediocridad. ¡Ojo! No te estamos diciendo que seas un holgazán. Por el contrario, lo que tratamos de resaltar es que adquieras la capacidad de ser feliz con lo que tienes, valórate por lo que has alcanzado y disfruta lo que tienes. Aprende a amar lo que tienes y apártalo de lo que deseas. Trabaja por un mejor puesto de trabajo, pero que tu felicidad no dependa de ello, de lo contrario vivirás amargado, como las personas que pertenecen al club 99.
La historia de la joven adolescente que estaba confundida, aquí.
La curiosa anciana que cargaba con una bolsa de papel, en este link.
Conoce una anécdota de Miguel Ángel, justo aquí.