La paradoja de la felicidad

Edgar Springall

Edgar SpringallCuando hablo de la felicidad en mis platicas normalmente hablo de un chiste de Pepito, la verdad es que es una parábola porque no es chiste y tampoco lo dijo Pepito:

Estaba en su salón Pepito cuando la maestra le pregunta:

–¿Qué quieres ser cuando seas grande Pepito?

–Feliz maestra –resoponde pepito–.

–Creo que no entendiste la pregunta Pepito…

–Creo que usted –continua Pepito–, no entiende la vida maestra.

Es chistoso, pero a veces estamos tan absortos en nuestras rutinas, obligaciones y preocupaciones, que se nos olvida que existe tal cosa como la felicidad.

Normalmente la gente no busca ser feliz, sino estar libres de problemas pensando que eso nos da la felicidad. Si nos preguntáramos ¿qué necesitamos para ser felices? Muchos de nosotros haríamos una lista de cosas que necesitamos para ser felices.

La felicidad es un concepto interno y un estado del ser, las cosas externas no nos hacen felices, lo único que nos puede dar la felicidad es nuestra perspectiva de las cosas. Cuando estamos felices solamente lo estamos, la infelicidad la causaría la perspectiva de que tenemos problemas y erróneamente pensamos que; si se resolvieran ya podemos ser felices.

Nuestra mente por como opera neurobiológicamente, está configurada para que lo más importante, sean nuestras relaciones con los demás; recibimos gratificación en forma de endorfinas, serotonina y dopamina al hacer validación social o al sentirnos aceptados.

Uno de los componentes más fuertes de la felicidad es que depende de la fuerza de nuestras conexiones sociales.

La principal causa de la infelicidad es el sentirnos rechazados por los demás.

Normalmente la sensación de rechazo es la que subconscientemente nos mueve a buscar resolver cosas en nuestra vida, para encontrar la aceptación.

La paradoja de la felicidad es que pensamos y sentimos que necesitamos lograr algo, para sentirnos valiosos, merecedores o seguros.

Siempre que estoy infeliz, es porque siento que estoy fracasando en lograr algo que pienso que me va a hacer digno de mis conexiones con los demás.

Cuando soy infeliz estoy compitiendo, comparándome y criticándome: no me acepto como soy “yo” y no acepto a los demás como son.

El universo nos refleja como nos sentimos. Si no estamos felices nunca vamos a manifestar la vida que nos haga feliz.

La paradoja de la felicidad es que para recibir y lograr las cosas que me hacen estar feliz, primero tengo que estar feliz. Pero, estamos condicionados a pensar que no podemos ser felices, sino hasta que se resuelvan nuestros problemas.

Aquí la lección espiritual es muy clara: el universo es un amplificador de mis emociones y pensamientos. Primero es indispensable ser feliz en las circunstancias en las que estoy para luego recibir y lograr la vida que quiero.

Mi felicidad no puede estar ligada a lograr mis metas.

Sin felicidad en el presente es imposible lograr nuestras metas.

Tu felicidad debe de venir del crecimiento que te da tu camino y no el destino.

Es importante entender que la vida que quiero no me va a dar la felicidad. La aceptación es la que la va a lograr que yo sea feliz.

La neurobiología de mi cerebro, únicamente va a avalar mi felicidad, segregando endorfinas, serotonina y dopamina, solo sí pienso que soy digno de mi conexión con los demás, esto es: si pienso que soy de valor para terceros.

Todos y cada uno de nosotros somos valiosos de manera intrínseca, es nuestro derecho de nacimiento hasta que nuestros pensamientos internos, a través de las criticas externas nos engañan de lo contrario.

Para lograr fluir tienes que lograr una disciplina de mantenerte feliz para lograr esto es necesario:

  1. Aceptarte a ti mismo tal como eres con todos tus virtudes y defectos. No necesitas ser perfecto para aceptarte. Cuídate de no compararte vienes a ser tu no alguien más y no escuches a las críticas que hacen los demás de ti. Necesitas sentir que te mereces todo lo mejor.
  2. Aceptar a los demás puedes aceptar a los demás por completo, lo que no tienes que aceptar es lo que te hacen. Aceptar a los demás es entender que todo el daño que te hacen viene de su dolor, sus miedos y su sensación de cuánto valen; en otras palabras, de que me sirve resentirme de una persona inconsciente. No necesito cambiar a alguien para aceptarlo solo necesito comprenderlo.

Es importante entender que siempre que somos infelices es porque hay una resistencia de aceptación propia y de los demás.

El hábito más importante que te podría recomendar es monitorear diariamente si te sientes feliz (que tan merecedor te sientes).

En el próximo articulo explicare más acerca de la aceptación.

Luz y Amor.

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