La república de los lectores

Francisco Javier Garrido

Un pueblo ignorante es instrumento ciego de su propia destrucción.

Simón bolívar.

Francisco Javier Garrido

Estoy orgulloso de mi hermana menor, no así porque necesite de mi aprobación como tal, pero esta mañana logre llegar en el momento en que ella termino su primer libro y estuvo un tanto triste porque eso ocurriera; aunque en el pasado ya había leído algunos libros todos habían sido parte de una obligación escolar o algo por el estilo. Pero esta vez se trataba de algo diferente, ella logro amar la lectura, los personajes y el desarrollo de la historia y sobretodo, aprendió la importancia y responsabilidad de tener un libro en sus manos y defenderlo de la austeridad y barbarie de quienes no alcanzan a comprender el mundo de un lector.

Tuvo varios problemas al haber sido criada en un mundo donde ser lector es sin duda una osadía.

En el caso muy particular la vida me llevo a romper los esquemas de la primera sociedad a la que pertenecía: mi familia.

A través de los años mi gusto y pasión por la literatura, hizo que un niño violento y un adolescente con tendencias asociales y procesos psicológicos un tanto mórbidos, tomara consciencia sobre bases más objetivas y actos que podríamos denominar como “buenos”. En una frase podría establecer que: fueron la literatura y las artes marciales un matrimonio perfecto. Que ayudo a domesticar la bestia y hacerla más racional. Todo estoy en el interior de un hombre: YO. Y por ello a lo largo de la vida; he alentado al mundo a mi alrededor a que practiquen ambas disciplinas.

Viniendo de una madre analfabeta y un padre con cortos estudios escolares. Maravillosa gente de campo. Que decidieron probar suerte en el gran monstruo llamado Distrito Federal. Era bastante difícil que ellos comprendieran el hábito de la lectura; fue mucho más fácil que aceptaran mi gusto por el Box. Además, en los barrios que me tocó vivir durante mi infancia; siempre fue más aplaudida la manera en que solía meter puñetazos, que los pocos versos que solía escribir o declamar.

Algunas veces llegue a escuchar que debería ponerme a hacer cosas productivas en lugar de estar sólo sentado haciendo nada, mientras leía “Los cantares del mío cid” cuando tenía 12 años.

Pero la poesía me salvo cuando necesite hablarle a la niña más linda; durante la etapa de secundaria. Protegerla de algunos abusivos podía haberme acercado como amigo, pero después de recitarle el poema número 20 de Neruda, tan cerca de su cara hizo que obtuviera lo que yo considere mi primer beso.

Muchas veces he escuchado que leer libros, no nos hace estar por encima de nadie en tono de reclamo o molestia y eso sin duda; yo también lo creo. Nos hace estar aparte eso también lo sé.

Y sé que cada lector ha tenido sus pequeños momentos de frustración al encontrarse incomprendido por quienes no leen.

Más allá de todas las aventuras y multiversos que se han podido crear, gracias a diversos autores se da fe de erratas que la literatura nos da esquemas culturales más amplios, experiencias inhóspitas y nos favorece para tener una mejor comunicación con el todo y es sin duda la mejor medicina que podemos darnos como sociedad.

Benito Taibo transmite que la lectura nos hace mejores personas. Borges anuncia que lo escrito nos construye cada vez que es leído. Paulo Freire nos dice que una nación leída es una nación libre; Mientras que Osho nos menciona que el mejor acto de rebeldía es estar consciente.

No todos son autores participes como Michael Foucault, Eduardo Galeano, Ernesto Guevara, Arthur Rimbaud o Tolkien. Por mencionar algunos. Pero sabemos que: Leer desde un panfleto callejero hasta las grandes obras de la literatura, nos requiere un ejercicio del estado de consciencia pura y eso nos hará mejorar infinitamente.

Por ello el orgullo de mirar a mi hermana menor detenerse frente a la pila de libros, que antes creía como muchos a mi alrededor, que eran algo como un adorno estorboso y hoy ha logrado entender lo mucho que reservan páginas, textos y los miles de personajes que habitan allí esperando a contar su historia; único motivo de su existencia.

Para mí la vida es guerra y veo que poco a poco seguimos reclutando guerreros, para mejorar y defender lo que somos como especie, y no lo que nos quieren imponer con sutilezas y confort para que seamos lo que otros puedan manipular. Cada vez somos más.

Cuando a Nietzsche le preguntaron cómo hizo para escribir lo que escribió sobre todo en así habló Zaratustra, el filósofo respondió: estoy despierto.

Levanto la copa y brindo por los maravillosos despertares, por las sensibilidades de los humanistas y por todos aquellos que poco a poco; vamos formando el proyecto de la más democrática de todas las repúblicas.

Bienvenidos todos a la República de los Lectores.

Invitación de Benito Taibo.

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