La sexualidad es disfrutar del viaje y olvidarnos del destino

Sexóloga Alessia Di Bari

Ayer, mientras platicaba con una de mis pacientes, me di cuenta que –muchas veces- no soy clara cuando intento explicar algo. Por ejemplo, estábamos hablando del juego y lo divertido que puede ser un encuentro sexual y nomás no lograba explicar a qué me refiero cuando hablo de esto. Para mí, es muy claro, porque así lo vivo, pero al momento de quererlo poner en palabras y pasarlo a una vivencia práctica se me complicó.

Sexóloga Alessia Di Bari

Le he estado dando de vueltas y creo que hoy lo puedo explicar un poco mejor. Cuando digo que –idealmente–, al menos para mí, la sexualidad es disfrutar del viaje y olvidarnos del destino me refiero a que el disfrute se vive en tiempo presente. Es decir, cuando estoy en un encuentro y estoy más agobiada(o) por qué va a venir después… por ejemplo, si voy a alcanzar el orgasmo o voy a lograr la erección… nos olvidamos de lo que estamos sintiendo, nos subimos a la cabeza y nos empezamos a angustiar por algo que todavía no está sucediendo, pero que nos da miedo que suceda y sin querer, terminamos creando justo eso que no queríamos.

Aprender a disfrutar se trata, en parte, de dónde pones tu atención. Sí, a qué decidimos ponerle nuestra energía. Entonces, desde mi experiencia, se necesita una combinación de factores para poder gozar y pasarla bien… pase lo que pase.

  1. Estar aquí y ahora. Sí, el disfrute se vive en tiempo presente… no en lo que ocurrió ayer y no en lo que ocurrirá en poco tiempo, sino en lo que estoy sintiendo en este momento, sin agobiarme ni estresarme por lo que venga o no venga. Sólo ahorita, en este momento ¿Qué estoy sintiendo? Disfruta eso J
  2. No tomártelo tan en serio. O sea, jugar, divertirte. Para mí, un encuentro –si eres medio torpe como yo- puede ser atrabancado, medio atropellado o incluso acalambrado. Si te tomas demasiado en serio todo lo que ocurre, cualquier cosa te va a apagar el deseo, te va a dar vergüenza o incluso flojera. Si te diviertes en el proceso, si aligeras la carga, se vuelve un momento lúdico y muy gozoso.
  3. Comunicar lo que sientes y necesitas. Fingiendo orgasmos, no vamos a llegar a ningún lado; lo único que vas a lograr es perpetuar el ciclo vicioso en el que te encuentras. Arriésgate, muéstrate y pide lo que quieres o lo que se te antoja probar o dejar de hacer. Si no pruebas ¿cómo sabes que no funciona para ti?

Finalmente, si logras todo lo anterior… tómate tu tiempo. No hay prisa, Roma no se hizo en un día y tu sexualidad tampoco. Vámonos con calma y paso a pasito iremos construyendo la vida sexual que quieres ¿trato?

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