Excelente mitad de semana y muchas gracias por seguirme leyendo como cada miércoles.
En días pasados se suscitó un evento que quiero compartir con ustedes. En un supermercado una mujer a la que comenzaron a llamar #LadySoriana, fue grabada insultado a la cajera y las personas que estaban a su alrededor. Un hecho condenable del cual se esperaría una disculpa a los ofendidos.
El hecho fue subido a la redes y rápidamente se convirtió en viral, sin embargo lo que me llamo más la atención fueron los comentario hechos en twitter, Facebook y todas las redes sociales al respecto.
La mayoría de los comentarios eran insultado a #LadySoriana, la gente se sentía con el derecho de insultarla aún más, incluso con insultos más fuertes que los que ella había pronunciado, sin embargo nadie lo veía mal, era el escarmiento que se merecía.
Conteste algunos de esos comentarios diciendo:
–¿Qué al insultar a alguien que está siendo juzgado por insulto, no estás cayendo en lo mismo? ¿Qué te hace diferente a ti de ella? –. Claro, las respuestas fueron insultos o preguntas como:
–¿Por qué la defiendes? –. Cuando para mí, simplemente es incoherente denunciar, juzgar, reclamar o insultar a alguien que cometió una falta insultando a otras personas.
Este hecho me hizo asociarlo con las antiguas lapidaciones, en donde cuando alguien cometía una falta era sacado a la calle, la gente comenzaba a insultarle y a provocar a otras personas a que salieran a la procesión a hacer lo mismo. En el camino todos exhibían su falta y hacían reclamaciones y una vez que la muchedumbre era numerosa se procedía a la lapidación, los “justos” aventaba su piedra.
#LadySoriana paso por un proceso parecido, fue sacada a la calle para exhibir su falta (fue subida a las redes sociales) y cuando se convirtió en tendencia (ya había suficientes “justos” reunidos) se procedió a la lapidación (los justos lanzaron sus comentarios igual de letales que la falta cometida).
Vuelvo a aclarar, nunca defenderé lo hecho por #LadySoriana y creo que se debe disculpar ante las personas agraviadas, sin embargo creo que pecamos de “justos” y en el anonimato de las redes sociales lapidamos sin tener conciencia del daño que podemos causar a las personas juzgadas; o no decía Jesús: “El que esté libre de pecado que arroje la primera piedra”. Dejemos la justicia en manos de quien debe ejercerla y dejemos que los conflictos como este se resuelvan solo entre los implicados.
Nos leemos la próxima semana.