La infidelidad -aun en la actualidad- sigue siendo considerada un problema social cuya frecuencia y consecuencias atentan contra los valores y afectan la sexualidad de quienes se involucran en estos triángulos. Se piensa también que la infidelidad es una práctica que muestra una cultura y educación deficiente a través de la cual se inculca a las niñas y niños, las diferentes maneras en que los hombres tienen oportunidad de ejercerla libremente, considerándola una conducta esperada, dispensable y “normal”, y por el contrario, en las mujeres es mejor ni hablar de tema, definitivamente no es una conducta bien vista, es condenable y altamente censurada. A pesar de que particularmente en las sociedades occidentales comúnmente se reprueba, este comportamiento sexual sucede, aunque la persona que lo lleve a cabo no lo considere una transgresión al contrato implícito o explícito de pareja.
La infidelidad es la actividad sexual extra pareja que puede ocurrir de forma eventual o continua, con o sin el involucramiento emocional o sexual, es una actividad estimulante, que se lleva a cabo en secreto, por personas casadas o no, de preferencia homo u heterosexual, que no supone exclusividad.
La infidelidad puede generar dificultades en la relación de pareja, con niveles e intensidades variables, puede interpretarse como una “llamada de alerta” en aquellas parejas que quieren saber de ésta, o como un hecho que es mejor no ver o escuchar, para evitar el sufrimiento generado por la confirmación de la sospecha de la infidelidad.
La vivencia de la infidelidad suele ser diferente en las parejas involucradas:
- En algunos casos el hecho puede ser irrelevante, puede incluso considerarse una experiencia positiva y benéfica que proporciona excitación a una relación aburrida y desvitalizada.
- Puede ser considerada un “regulador”, que mantiene la intimidad emocional y física dentro de una relación de pareja estable, en la que puede existir dificultad para lograr o tolerar un grado intenso de intimidad.
- Suele convertirse en un “detonador”, que hace que la pareja formal revise su compromiso para con la otra persona, y lleve a decidir entre continuar o no en la relación.
La relación extra pareja puede ser:
- Sexual: si su fin exclusivo es la actividad sexual.
- Emocional: se involucran sentimientos y suele ser la más frecuente entre las mujeres.
- Mixta: la combinación de los dos anteriores.
- Amorío: es la relación continuada, breve o perdurable en el tiempo, algunas se reducen a la actividad sexual, otras a una relación emocional en la que la sexualidad es secundaria, mientras que en algunas más la compañía y el compartir la cotidianidad adquieren mayor importancia.
- De una sola noche: es probablemente la más frecuente, en ésta no es necesario conocer ni el nombre de la pareja y no implica mayor compromiso que pasarla bien.
La mayoría de la gente piensa en la prostitución como un tipo de infidelidad extra pareja a un nivel puramente sexual, que no resulta tan amenazador como otros tipos de relación extra pareja que, a la larga podrían ocasionar la ruptura del vínculo de pareja. Es posible que por esta razón algunas personas justifiquen más fácilmente las relaciones extra pareja que procuren un goce puramente físico como las relaciones de una sola noche.
Irene Torices Rodarte
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