La mayoría de la población ha admitido que las mentiras piadosas son parte de la vida cotidiana, se respaldan en creer que al decirlas lograrán: no dañar susceptibilidades, son piadosos con el prójimo, evitan atacar autoestima, sobre todo, para no herir a la gente. La mentira por más que se disfrace y se justifique, carcome al ser humano la posibilidad de crecer sanamente.
En la sexualidad no es la excepción, la doble moralidad con la fuimos educados, ocultar nuestros verdaderos sentimientos y construir una imagen intachable ante nuestra pareja, nos ha llevado a relaciones directas al fracaso y frustración. El temor de quedar expuesto, ridiculizado, o cuando el ego se ve amenazado ha llevado a la población del mundo entero a crear una mascara a través de la mentira, en pocas palabras “ojos que no ven corazón que no siente”; siendo sólo una fachada que confunde no sólo a los demás, sino a uno mismo.
La mentira revela adecuadamente el engaño, la manipulación, la creatividad, el machismo, la baja autoestima, falta de carácter, ignorancia, cobardía, debilidad, poder, placer, entre muchas otras cosas más.
En el sexo hay tantos tipos de mentiras con miles de justificaciones, se aferran a la falsa armonía en lugar de afrontar la verdad, difícilmente reconocen que algo anda mal en su proyecto de vida y en el terreno sexual. Reconocer el patrón conformado por las mentiras típicas, los engaños recurrentes, y las falsas promesas, les ahorrarán tiempo, esfuerzo y bastante dolor en la vida.
Me causa gracia que se haya tipificado la mentira en: comunes, verdades a medias, verdades escondidas, piadosas, necesarias, sólo por temor a decir la verdad (como diría la canción “la mitad de una mentira, no es la verdad). Por ejemplo cuando se conoce o conquista a una persona se miente en cuanto a su pasado, su estado civil, sus intenciones, sus compromisos y las otras parejas que formaban parte de sus vidas. Se juega a ser perfecto, magnífico, pero cuando se inventa la fantasía del amante fabuloso, se pierde a corto y largo plazo la posibilidad de construir una verdadera relación y hace más difícil la satisfacción sexual de ambos.
¿Se confunde la mentira por una cortesía sexual? ¿se justifica el halago sexual cuando hay una mala relación? ¿se vale seguir alimentado el ego de un eyaculador precoz? ¿para que te sirve fingir un orgasmo? ¿Crees necesario el gritar y gemir en el sexo cuando no estás sintiendo nada? ¿haces una obra de teatro en la cama para que no te califiquen de anorgásmica? ¿Crees que el tamaño del pene importa?
Por estadística uno de cada 5 personas no pueden pasar un día sin mentir. En el sexo las mentiras piadosas más recurrentes son:
- Fingir el orgasmo
- Te llamaré (obvio después del sexo)
- Jamás me habían hecho sentir esto
- Nunca he tenido sexo sin amor
- Voy a dejar a mi esposa (cuando en realidad está ampliando la casa)
- Tu eres la única (o)
- La tienes tan grande que me duele
- Sólo pienso en ti cuando me masturbo
- Ella es la que me busca
- Lo mío es tuyo
- Me duele la cabeza
- Nunca me había pasado
- Si tenemos sexo te amaré toda la vida
- No es el sexo lo que importa, sino estar cerca de ti
- Si sales embarazada te respondo
- Jamás había visto un pene como el tuyo
- Nada cambiará entre nosotros por haber tenido sexo
- Siempre uso condón
- No eres tu soy yo
- Te prometo que cambiaré
- Hasta ahora, nunca tuve un affaire
- Me vengo muy rápido, porque me excitas mucho
- Sólo la puntita
- No creas que hago esto seguido
Recuerden: “ni tanto que queme al santo, ni tanto que no lo alumbre”, “en el pedir está el dar”, es preferible decirle a tu pareja o amante lo que deseas y anhelas en el terreno sexual, para evitar elogiar lo que no se debe elogiar, se teme decir la verdad porque no estamos preparados para: una sinceridad brutal, una realidad desagradable o por manipulación constructiva. Tenemos que enfrentar los hechos, tal como son, al hacerlo surgirá dentro de ti mayor fortaleza, para vivir sanamente y a plenitud. Porque a veces es mejor herir con la verdad, que destruir con la mentira.