Resulta que hoy en día somos muchas las madres que trabajamos, ya sea por necesidad o por vocación, lo cierto es que al tener acceso a correos y comunicación inmediata con nuestros compañeros o nuestros jefes en el trabajo les resulta sumamente complicado no tener la inmediatez para contestar un correo o un whats y nunca diremos «es que mi hijo no quiere hacer la tarea» por lo que preferimos mentir y decir: «estaba en una llamada urgente» porque realmente para muchos de nuestros empleadores la tarea de ser madre es poco comparado con los objetivos que «debemos cumplir» en nuestra área laboral, o acabarán contratando a alguien más joven y sin hijos; lo cual considero un grave error; ya que el ser madre te hace mejor persona y empático con tu entorno
Por lo anterior, vivimos con el celular en la mano contestando correos, revisando los chats masivos de todas las mamás del salón de nuestros hijos, leyendo circulares, que no se nos olvide la tarea, el disfraz, el crazy friday, eventos de la mamá y organizando playdates para que tus hijos no sean excluidos porque eres una madre que no coopera en el colegio. Todo esto nos genera una gran culpabilidad pues en el fondo nadie quiere ser criticada por la maestra o peor aun por las demás mamás ja ja.
Lo cierto es que nos hemos vuelto adictos al teléfono inteligente y todas las implicaciones que esto conlleva, pues ya no tenemos ningún pretexto para no enterarnos de la crisis de manera inmediata. Cuando yo empecé a trabajar tenía 19 años y en ese entonces los correos y los pendientes se quedaban en la oficina. Hoy los cargo conmigo todo el día. El punto central es cómo poder cumplir con todos nuestros objetivos y proyecto de vida.
No se ustedes pero yo tengo amigas que quiero y admiro profundamente que son amas de casa y me preguntan a las 10:00 am si quiero ir de compras con ellas o al desayuno al que irán todas las mamás del salón y si no vas serás criticada sin piedad alguna. Claro que todas queremos ser madres perfectas con hijos perfectos lo cual es inimaginable, lo que podemos hacer es dedicarles a nuestros hijos tiempo importante de calidad y juego todos los días, realizar un duelo de nuestras expectativas y asumir nuestra realidad con gusto y aplomo. Así dejaremos en nuestros hijos un sentido de satisfacción personal que a la larga ellos agradecen y valoran.
Ximena Sandino
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