«Cómo voy a creer / dijo el fulano
que el mundo se quedó sin utopías
cómo voy a creer
que la esperanza es un olvido
o que el placer una tristeza
cómo voy a creer / dijo el fulano
que el universo es una ruina
aunque lo sea
o que la muerte es el silencio
aunque lo sea.»Fragmento del poema “utopías”
Mario Benedetti
No importa la edad en que te encuentres, siempre habrá algo que te genere miedos; desde aquellos que parecen meramente fantasía, hasta los que en realidad representan objetividad en el día a día.
Lo que sí es verdad es que en todos los aspectos, los miedos son simplemente especulaciones. Especulaciones que toman fuerza debido a algunos análisis racionales, basados en eventualidades pasadas. No debemos de andar por la vida creyendo que nada nos puede pasar, porque sabemos que la vida está ocurriendo y en una forma de algoritmo que resulta indescifrable, estamos expuestos a qué eventos dañinos puedan ocurrirnos, pero tampoco es muy saludable, ni recomendable vivir con miedo.
Eso de andar por la vida creyendo que nada pasa o que nada nos puede pasar, me recuerda enormemente a mi adolescencia. (Escribo y sonrío).
Existe algo sumamente interesante en la mente adolescente, esa constante interacción de procesos químicos y neuronales, que hace que en esa etapa vivamos como en una realidad alterna y es gracias a ellos. los adolescentes y a nosotros los jóvenes; que las utopías permiten a las sociedades avanzar. ¡Viva la rebeldía! y más aún si está nos hará crecer como sociedad.
La rebeldía sacia una necesidad de la sociedad. Pues cuando estas (las sociedades) son observadas como una forma viva, como un ente vivo, estructurado por millones de personas, se descubren sus necesidades y sus soluciones.
En este caso la sociedad ha creado para seguir existiendo; para seguir avanzando: la utopía y el credo.
Camino por las calles de la ciudad y el tema que más se toca en los medios de comunicación y en las redes sociales. Son los acontecimientos y las marchas de los estudiantes de la UNAM.
Lo que me parece más impactante es el tono alarmante que manejan los noticieros, inclinándose a culpar a los estudiantes que se manifiestan, y lo más triste aún es ver comentarios como: “revoltosos” “pandilleros” “chairos” “mitoteros” provenientes de muchas personas; que estoy seguro siente inconformidad con las formas en que son regidos, por sus representantes Gubernamentales. desde la estupidez de las fotomultas hasta los exagerados sueldos que recibe el parlamento en general. Y el miedo a pagar el precio por el cambio les aterra y los obliga sin que estén conscientes a dar juicios que califican como reprobables los actos de manifestación, los actos de queja que exigen una mejor forma de vida dentro de su Universidad, que no está de más decir es parte importante de nuestra historia cultural como mexicano, hayas estudiado en ella o no.
Reprobable es el conformismo, reprobable la mediocridad, reprobable es callar en dolor, es desistir y no tomar el ejemplo que siempre los estudiantes y la juventud nos transmiten.
Poder lograr una simbiosis entre la experiencia de la vida cotidiana adulta, que se presume como la verdad, esa realidad de trabajo duro y esfuerzo constante, que vivimos quienes estamos lejos de la forma ideológica universitaria y el ímpetu y los sueños de esos jóvenes; esa simbiosis es la meta hacia la que deberíamos caminar. Buscando siempre la unidad para ser mejores. Hagamos que los motivos y las esperanzas sean más grandes que nuestros miedos.Trabajemos juntos por el México que tanto ambicionamos.
“Divide y vencerás”no solo es un lema.
“Divide y vencerás” es una estrategia.
No olvidemos que “la vida es guerra” y quienes están estimulando la des acreditación de la UNAM están buscando también restar poder a la educación pública y “gratuita” que en calidad hoy se encuentra devastada, pero sigue siendo un derecho. Y la educación es y siempre será la llave para un mejor país.
Francisco Javier Garrido Ruiz