Lo seres humanos solemos realizar muchas acciones cotidianamente sin que seamos conscientes de sus implicaciones
En Evolución Terapéutica, el centro en el cual colaboro tenemos regularmente juntas en las que hacemos una revisión de las experiencias con los pacientes, además de que compartimos los problemas personales, con el fin de apoyar nuestro crecimiento y poder encontrar soluciones prácticas para los consultantes. Hoy me gustaría compartirte algo que ha sido de gran utilidad para nosotros. Hemos podido encontrar salida a un condicionamiento que está muy generalizado entre los adultos que es el de no tener una consciencia clara de hacia dónde están encausados nuestros pensamientos reiterativos y mucho menos tener la costumbre de detenernos a observar que es lo que estamos pensando; generalmente actuamos en automático y como consecuencia de esta desatención no somos conscientes de las consecuencias que esto tiene en nuestras vidas y en nuestro desarrollo.
Una tendencia que los seres humanos tenemos muy marcada es la de tener pensamientos por las cosas que dejamos de hacer o por las que no logramos hacer de acuerdo a nuestras expectativas; continuamente nuestra mente está perdida en recordar cuando fuimos desatentos con nuestra pareja o por el pleito que propiciamos en un momento de rabia con nuestro socio o con algún amigo cercano, o cuando cometimos un error en el trabajo, tal parece que en nuestra sociedad hemos sido educados para dirigir nuestros recuerdos mucho más hacia los actos que catalogamos como actos fallidos.
Es poco frecuente que nuestras mentes se enfoquen en traer a la consciencia el recuerdo de acciones que nos son agradables o de situaciones o acciones gratificantes, que sin duda todos vivimos día con día como pueden ser cosas sencillas pero meritorias, como el hecho de levantarnos temprano para hacer ejercicio o meditar antes de salir para el trabajo o el rico platillo que hicimos para la comida, el recuerdo de esos días en la playa con la familia o acciones más elaboradas como la terminación de un proyecto en el trabajo que nos costó meses realizarlo, pero son acciones o situaciones que forman parte del deber ser y nuestra mente no las considera valiosas o aunque las consideremos valiosas no las tenemos presentes con la debida frecuencia, que al igual que las que catalogamos como inadecuadas son parte de nuestro acervo sentimental pero las cuales evocamos con mucho menor frecuencia
La verdad es que en los talleres que impartimos y en las consultas hemos comprobado que es uno de esos mecanismos de herencia cultural que tenemos implantados en la mente los seres humanos de los que ni siquiera somos conscientes; el de hacer siempre las cosas correctas, lo que debe de ser de acuerdo y en función del contexto en el que nos encontremos, en el trabajo, con la familia o con los amigos y en muchas ocasiones la más mínima falla nos produce una sensación de ser inadecuados por el solo hecho de haber cometido un error, sensación que se repite cotidianamente y así vamos por la vida cargando costales de culpas, sintiéndonos anacrónicos lo que es peor aún, sin ser consciente de este desequilibrio.
Quizás lo que planteo te parezca una exageración por lo que te invito a que descubras mediante la observación cotidiana cuales son los pensamientos que están presentes en tu mente y compruebes por ti mismo que tus recuerdos están más enfocados a las acciones que tu juzgas negativas; una vez que seas consciente de este mecanismo, lo compenses mediante el recuerdo de alguna de las múltiples acciones positivas que durante el transcurso de los últimos días has realizado, te invito a que hagas un esfuerzo sostenido, aunque no podrás evitar las sensaciones de minusvalía, generaras un mecanismo que contrarreste el hábito de la recurrencia de pensamientos que te devalúen;
Hay algo más a lo que me gustaría invitarte a que diariamente por las noches, antes de acostarte, recuerdes las acciones que realizaste durante el día que te produzcan sensaciones satisfactorias ya sean cosas sencillas o grandes logros y de ser posible las anotes en una diario o una agenda o en el block de notas de tu celular; al día siguiente, en las mañanas, cuando te estés bañando o haciendo tu ejercicio o desayunando, las recuerdes e incluso que te vayas al trabajo con ellas en mente, seguramente tendrás una sensación de ser útil por lo que haces en la vida y si lo haces cotidianamente habrá cambios importantes en tu vida. Suerte y que te acompañes de lo mejor de ti mismo.
Herminio Valdés
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