Un día cualquiera te encuentras mirando por la ventana del autobús y reflexionando sobre algunos aspectos de tu vida y de pronto llegas a una conclusión, una determinación; debes de cambiar algo en ella, ya.
El camino continua y te pierdes en otro proceso de ideas. Antes de bajar algún patán discute con otra persona en el autobús. Cuando haces la parada el chofer se pasa por tres calles y cuando bajas del bus, aquella idea que cambiaría tu vida simplemente ya no está. Es como si jamás la hubieras pensado, porque en realidad ni siquiera la llevaste a cabo.
Lo mejor que puedes hacer es llevar una lista de pendientes, ya sea en una libretita o en tu teléfono celular, y apuntarla en ese mismo momento la idea. Más tarde revisa tus notas y comienza por darles una estructura. Define qué necesitas para llevarla a cabo y fija metas. En poco tiempo verás que ya no eres como la mayoría de las personas que posponen y posponen siempre las cosas. Ya no existe lo imposible.
Así que como dicen por ahí, no hay peor lucha que la que no se hace, y saben qué, es cierto.