Estamos a unos días de comenzar las fiestas patrias las cuales comienzan oficialmente con la conmemoración de la batalla de Chapultepec acontecida un 13 de septiembre de 1847 y como cada año no la pasare por alto porque para mí es el primer acto de verdadero amor por México. Para 1847 la mayoría de nuestros actores políticos no habían nacido en México ¿te preguntaras como era eso posible? La mayoría había nacido en “la nueva España” en el mismo territorio pero aun sin ser un país independiente, aun sin ser México. Cada uno de ellos tenía algún tipo de interés personal en la creación de la nueva nación, pero aún no había una identidad arraigada ni definida, por otro lado los cadetes del colegio militar tenían algo diferente a los insurgentes, incluso algo diferentes al entonces presidente Santa Anna, esos adolescentes eran de las primeras generaciones de mexicanos.
Tal vez nunca nos hemos cuestionado ¿Quiénes eran esos cadetes del colegio militar? La mayoría eran hijos de personas acaudaladas, la educación en ese entonces era solo para los adinerados, personas con títulos nobiliarios heredados de la época de la colonia, hacendados, comerciantes, la elite del país. Hoy los cadetes del colegio militar de Chapultepec podrían ser denominados “mirreyes” por eso aún es más asombrosa su historia. Claro que la historia oficial le quita todos esos elementos, pero para mí el que fueran personas acaudaladas no le quita valor a su historia. Los cadetes militares aquel 13 de septiembre no tenían la obligación de estar en la batalla, de hecho días antes habían sido licenciados y mandados a sus hogares, pero poco más de 50 de ellos decidieron quedarse y defender a su país. Para ellos hubiera sido fácil regresar a sus haciendas a sus casonas, resguardar su patrimonio y seguir su vida con normalidad, pero decidieron quedarse a pelear por México cuando ni el presidente de la republica lo hacía.
Hoy solo recordamos a seis de los más de cincuenta cadetes que estuvieron en la batalla de Chapultepec, no todos murieron, los sobrevivientes fueron hechos prisioneros durante más de seis meses, y algunos tuvieron algunos capítulos más en la historia de nuestro país como “Miguel Miramon” quien fue presidente interino en dos ocasiones de nuestro país en la época de Juárez, Miguel Miramon murió junto a Maximiliano en el cerro de las campanas, así es nuestra historia, sin embargo aquellos cadetes en 1847 pelearon una batalla que no tenían que pelear y donde seguramente iban a morir o ser capturados, aquella primera generación de mexicanos dio muestra de amor por su nueva patria e independientemente de su clase social demostraron más valor, y amor por México que muchos otros “mexicanos” de aquella época. Por eso es justo decir que murieron por la patria y que son verdaderos héroes.
Adrián Gutiérrez
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