Los rumores y su impacto en nuestra vida

Georgette Rivera

No creo equivocarme en el hecho de suponer que muchos de ustedes que están leyendo esta columna, en algún momento de su vida han sido víctima de los rumores, o bien conocen a alguien que estuvo envuelto en uno; ahora bien, los rumores y las habladurías son situaciones no siempre comprobables pero que de forma positiva o negativa afectan el presente de una persona y, por consiguiente, el futuro, pues se queda una secuela que se va transmitiendo de persona a persona;  por ejemplo:

Georgette Rivera

Luis: Hola Rosi, ¿sabías que despidieron a nuestro jefe porque tiene un problema de alcoholismo y eso le impedía cumplir con todas las actividades de la empresa?.

Rosi: ¡No me digas!, siempre lo supe, tenía cara de borracho, dos o tres veces lo vi con la cara abotagada.

Horas más tarde Rosi se encuentra a Guadalupe.

Guadalupe: Oye Rosi, ¿no sabes que le pasó al jefe?, dicen que le dio cirrosis y que está en el hospital, pobre.

Rosi: Lupita ¡qué te cuento!, que me enteré que tomaba a toda hora, que metía su anforita a la oficina, y que antes de cada junta se tomaba un trago para darse valor, pues no se sentía preparado para dar la cara ante un auditorio.

Al día siguiente en el metro:

Hola Guadalupe, ¿qué has sabido del señor Cuevas?.

Ella responde: pues que tiene cirrosis y que por eso lo corrieron, que los directivos estaban avergonzados de su comportamiento y que no querían un mal ejemplo ahí en la empresa.

Días después, en una junta de consejo, se anuncia el deceso del Sr. Cuevas entre otras cosas, mientras, en Recursos Humanos el Director le dice a su secretaria: Pobre del Sr. Cuevas, ¿quién lo diría?, tan joven, responsable y con tanto potencial todavía. Se sintió mal desde hace dos años atrás, pero no fue hasta este mes que se hizo estudios y le detectaron un problema congénito en el hígado, que le impedía procesar las proteínas, las grasas y algunos componentes y conservadores de los  alimentos, por lo que su hígado no pudo más y su muerte fue fulminante. ¡Él que ni tomaba!, qué lamentable situación.

Si te das cuenta, nada de lo que supusieron quienes trabajaban con el Sr. Cuevas fue verdad, pero así pasa en ocasiones en la vida, la gente no se toma la molestia de informarse de manera adecuada, solo se dedican a expandir los chismes y a deshacer en lo que se puede la reputación de una persona; ahora bien, también sucede como bien dice el dicho: «crea fama y échate a dormir», pues a la inversa se puede hablar muy bien de alguien, y ese comentario puede ser hecho por una persona digna de confianza y que se confíe en tal aseveración, algo así como:

«Fulanito es muy trabajador», «Pedro es muy servicial», «Dicen que la señora Evelia siempre ha mantenido su fe intacta, pídele que rece por ti».

Entonces uno termina suponiendo cosas que jamás ha visto, escuchado o comprobado; por lo que  te sugiero que si quieres salir del círculo donde los rumores destruyen y hacen daño a un individuo, no repitas ni reproduzcas aquello que no te conste y que altere la imagen de alguien que ni siquiera conozcas, si en algún momento deseas que te vaya bien.

Que tengas una bendecida semana.

Georgette Rivera

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