«El sueño del héroe, es ser grande en todas partes y pequeño al lado de su padre.»
Víctor Hugo
Es bastante extraño y sobre mucho, algo que me era muy difícil de aceptar y comprender.
Acababa de despertarme asustado y con lágrimas en los ojos; además de un vacío sofocante.
Había tenido uno de esos sueños que es muy difícil identificar que es un sueño. De esos que les llaman muy vívidos.
Mi corazón triste y agitado. No daba crédito a la realidad y quise llorar con más intensidad; pero algo en mí, exigía un poco de análisis. Después de unos segundos caí en cuenta de que ya había despertado, giré y vi a la mujer mas hermosa que podría acompañar mi presente y apreté su cuerpo. Tenerla allí desnuda, apoya a la realidad tanto como al sueño. Casi al instante sonreí por esa analogía y ella despertó, volvió su rostro hermoso para verme y preguntar ¿qué pasaba?, sólo recargué mi cabeza en su cuerpo y guardé silencio. Después le dije: “soñé que mi padre había muerto” al decirlo como al escribirlo ahora, siento que una parte de mí, se mocha.
Mi padre ha sido una de las figuras que más he criticado y frente a las cuales inconscientemente he competido; pero también considero; siempre le he rendido el respeto que se merece, le he dicho que admiro su forma de ir realizando a pasos bruscos y sutiles; valientes y cobardes cada decisión de vida.
Recuerdo que siempre observaba en silencio y trataba de ir aprendiendo de él y de sus raíces. Analizaba a mis tíos y la posición de mi padre frente a su familia.
Lo acompañaba a su trabajo; desde la infancia y hasta hoy, existen extraños olores en los autos que me traen hermosos recuerdos de mi padre. Luché en mi adolescencia contra mi maestro, porque lo que más deseaba era superarlo y que estúpido sueno ahora; al saber que pensaba así. No tenía el tiempo, ni la madurez de saber lo dichoso que era, al haber crecido en una familia unida. Donde; (desde sus formas) siempre buscaron un bienestar para mí.
Con el paso de los años comprendo más a mi padre y se ha ido convirtiendo en un amigo secreto; ahora charlamos de tú a tú, y lo escucho sabiamente.
Mi padre no representa, ni representó la imagen de autoridad y fuerza bruta que leí, por ejemplo, en el libro de “kafka” –carta al padre– donde hablaba de enormes temores al suyo.
Hoy soy un ejemplo y una influencia para él. Tanto como él para mí. Tengo la enorme bendición de estar consciente en los momentos en que me encuentro feliz y sorprendido. Cuando nos escapamos y nos vamos sólo él y yo; a ver una película en el cine, nos compramos un helado frutal y suave y lo miro devorar las crepas hawaianas que tanto le gustan.
Al escribir esto me siento presuntuoso.
1.- Porque mi padre aún vive y como lo escribí al principio eso sólo fue un sueño.
2.- Porque puedo disfrutarlo y hacer como lo hice ese día. Llamarlo, escuchar su voz y poder decirle «Apa te amo, cuídate mucho»
Si tienes aún a tu padre y puedes llamarlo y decirle que lo amas y le agradeces la vida y lo positivo que encuentras en ella; siempre hay un pequeño espacio. Eso sin duda hará un mundo mejor. Si no es así. Siempre puedes decirlo en voz alta y hacia el cielo y esté donde esté, él, tu padre, te escuchará; pero lo más importante: también lo escuchara tu corazón.
Creo que si existe un momento perfecto para llamar a esa persona que amas y admiras es ahora. Puede ser tu madre, tu amigo, tu pareja o esa personita que hoy está batallando contra el mundo y tus palabras serán un bálsamo y un motivante. Hagamos un espacio mejor.
La vida es Guerra