¿Sabes algo? Es estupido, lo tengo perfectamente claro, no hay forma en la cual lo que haga o deje de hacer me provoque dejar de ser hombre, y ¿Sabes también otra cosa? A mis sensaciones internas no le importan que eso sea estupido, de cualquier forma lo siento.
Esta, es una de las paradojas masculinas más desagradables, déjame ponerte dos ejemplos donde esto me limita y de paso, explicarte porque a muchos hombres les cuesta trabajo el hacer cosas que te “hacen ver menos hombre”.
Hace poco mi mujer me compró una chamarra dorada, y la verdad me encanto, y fuera del juicio que alguien se puede hacer de lo dorado, lo que realmente me aterra de ponérmela es que en ese momento mi hombría se pone en juego, como te decía en un principio, sé que es estupido, no es como que la chamarra vaya a redefinirse, sin embargo no deja de ser amenazante.
Y eso es lo actual en mi vida, y que de alguna forma puede sonar bastante tonto, sin embargo hay temas mas cotidianos que hoy hago pero que de alguna forma antes me costaba trabajo hacer, como por ejemplo
- Decirle te quiero a un amigo.
- Decirle te amo a una amiga o amigo.
- Abrazar a un amigo.
- Vestirme con colores.
- No solucionarle cosas a mi pareja.
- Decirle “no se” a alguien que depende de mi.
- Sentir tristeza, miedo, culpa o amor.
Todas estas cosas, y algunas otras cosas más, hacen que sienta que soy menos hombre, es natural que me haya costado trabajo aprender a hacerlas con todo y esa sensación. Lo interesante es que la mayoría de los hombres que conozco no son conscientes de esta “programación” que tenemos y entonces cuando nos enfrentamos a estas circunstancias lo que hacemos es enojarnos ya que el enojo es algo que hace sentido en un hombre.
Cuando piensas en un hombre serio o enojado, hace sentido, cuando pensamos en un hombre triste o con miedo, aunque también puede hacernos sentido mentalmente, aun hay algo que hace cortocircuito que nos dice que eso no tiene sentido. Esa es la razón por la cual muchos hombres, ante la duda de que sienten, se enojan.
Otro ejemplo es que hace poco mi mujer y yo decidimos tener hijos, y por azares del destino al hacerme una prueba de conteo espermático, resulta que tengo pocos y están “cuchos”, hasta el día de hoy no ha habido algo que me haga sentir menos hombre que esta situación, es realmente incómodo, por un lado sé que no es mi culpa, cuando era pequeño tuvieron que hacerme una operacion para bajar los testículos y muchas veces lo que provoca eso en el futuro es problemas de cantidad de espermas. Sin embargo, escuchar las bromas que hace mi esposa, para aligerar la situación, y el tener que tomar algo para tener una mejor calidad de mi esperma, me hace sentir como si me tuviera que tomar una dosis de masculinidad dos veces al día.
Lo más triste y por lo cual digo que es una paradoja, es que no importa que tenga claro que no es así, las sensación permanece, a final de cuentas fui educado en una sociedad donde nos enseña que “ser hombre” es “no ser mujer, niño o inmaduro”.
Como nota al margen y antes de cerrar me gustaría agregar que hoy la crisis de la masculinidad está al borde, por un lado muchas de las cosas que definen ser hombre, cuando las tiene una mujer son vistas como poderosas y en una hombre como machistas, y por otro lado, aún no existe un campo seguro donde puedes ser el hombre que quieres ser.
Pero más allá de eso, hoy te dejaría esta reflexión. ¿Qué tipo de hombre quieres ser? Esa es la motivación principal y ahora te toca construirlo a ti, y cómo todo, toma tiempo. Y si eres mujer, espero esto te apoye a entender un poco más nuestro contexto para querernos más y juzgarnos menos….
Nos leemos pronto
Fabio Valdés
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