Cómo ya saben, siempre o la mayoría de las columnas que escribo tienen que ver con mi propia vida y esta ocasión no es la excepción. Hoy vengo a platicarles de un tema que me ha estado moviendo y en realidad lo que me pasa es que simplemente me asusta mucho; es el hecho de tener novio. El tener pareja siempre ha sido un tema que en lo particular me ha costado mucho trabajo. Digamos que siento que tengo un “defecto de fábrica” y no estoy hecha para tener novio sin embargo hoy estoy en un momento en el que veo que quizá esta sensación no sea real.
Desde que tengo novio pareciera que la vida se me puso “patas pa’arriba” me siento como si hubiera entrado en un territorio completamente desconocido, como cuando tienes un gran cambio en tu vida, como entrar a una nueva escuela o a un nuevo trabajo o inclusive mudarte a un nuevo país o ciudad. Simplemente es como si no tuviera una idea de qué hacer, cómo hacerlo, para qué hacerlo y creo que esto que me pasa es algo bastante normal y común al entrar en una nueva relación.
Puede que esta sea una nueva relación y estemos constantemente comparando las cosas con nuestras parejas anteriores o estemos acostumbrados a hacer las cosas de una determinada forma porque con la persona anterior funcionaba bien, o por otro lado, como es mi caso, entrar en una nueva relación en la que no tienes ni idea de cómo funcionan las cosas. Simple y sencillamente porque es un territorio nuevo.
Así como les he platicado de cómo estar frente a tu sueño o pasión de vida da mucho miedo, nos pasa igual frente a una pareja que nos encante. Al estar frente a ella y que esa persona nos “corresponda” nos despierta muchas emociones y sensaciones, desde el miedo a perderla, a no encontrar a nadie igual, a que se vaya, a que no le guste como soy, a que se encuentre con alguien más y miles de sensaciones. Cosa que muchas veces solamente nos lleva a querer hacer planes, reglas y controlar la situación. ¿A que me refiero con esto? Hay una parte de nosotros que piensa que, si hacemos las cosas de tal o cual manera, vamos a dejar de sentir todas esas cosas que se nos mueven. Por ejemplo, en mi propia vida, cada vez que mi novio no contesta por un largo rato los mensajes yo en automático empiezo a contactar con el miedo a que se vaya, a que este con alguien más, me comienzo también a sentir no importante y que le valgo un cacahuate, por lo que entonces mi reacción inmediata es mandarle mensajes de una forma un tanto impulsiva, reclamándole porque no me contesta y pidiéndole que lo haga; en mi cabeza pienso que si él me contesta todo el tiempo yo ya no voy a tener miedo y me sentiré muy importante para él, cosa que claramente no sucede.
Todas esas sensaciones y pensamientos que tenemos, como les comentaba, muchas veces nos llevan a hacer determinadas cosas creyendo que desaparecerán, que ya será seguro y que no nos dará miedo perder a esa persona. Lo que es triste de esto y que también me he dado cuenta es que en todo este proceso dejamos de ver y disfrutar a la persona que tenemos enfrente. No sabemos si se va a ir o si me voy a casar con él o ella, sin embargo estamos tan concentrados en querer encontrar la forma de dejar de sentir miedo o incertidumbre que dejamos de estar en el presente y dejamos de ver que hoy esa persona sigue con nosotros.
Hoy me encantaría que si te encuentras en una situación parecida a la mía fuéramos aprendiendo juntos en el proceso; el paso número uno es empezar a notar todo esto que me pasa:
- ¿Qué me da miedo?
- ¿Qué siento que pasa si hago esto o el otro?
- ¿Me siento insegura frente a mi pareja?
Todos somos humanos y tenemos un montón de pensamientos, creencias, sensaciones que nos hacen hacer determinadas cosas.
También me gustaría que hiciéramos un ejercicio, al estar frente a esa persona que tanto nos gusta, solamente observar que sentimos cuando estamos ahí, muchas veces solamente estamos pensando en cómo seguro ya se va a ir o cómo no le gusto tanto y dejamos de literalmente estar en la realidad y en el presente para solo estar en nuestras cabezas.
Un último paso que creo que es de los más importantes es tener paciencia y autocompasión, y para eso te invito a leer una nota sobre los beneficios de la autocompasión dando click de este lado.
No estamos acostumbrados a vivir lo que sentimos, a mostrarlo, ni siquiera a aceptar que lo sentimos porque nos sentimos locos o ridículos de sentir equis cosa.
¡Me encantaría que me contarás cómo te fue con estos pequeños tips que te dí o si tienes alguna pregunta, me gustnaría mucho encontrar la forma de apoyarte!
Lorena López Niño de Rivera