Es lamentable ver la situación en que desean nuestros líderes políticos mantener a nuestro país. Es inaceptable que nos vendan estas respuestas erróneas como soluciones eficientes a la decadente situación económica que se enfrenta la moneda mexicana.
El 7 de Diciembre de este año, el presidente de nuestra República Mexicana, el Lic. Enrique Peña Nieto dijo en conferencia de prensa que la empresa estadounidense Walmart invertiría 1 300 MDD para generar 10 000 empleos directos sumando 200 000 en total, cifras que sin duda deben analizarse más a fondo y ayudaran a establecer una verdad.
Pero si de algo estoy seguro es de decir que Walmart no es la solución por mucho que esta empresa invierta los millones que se mencionan, Walmart es un cáncer dentro de los Estados Unidos de Norteamérica. Demostrado está, pues dentro de los muchos estados han registrado ya, de manera histórica, los resultados que ha arrogado la presencia de esta empresa con enormes quejas por parte de empresarios en aquel país y con el mercado nacional de nuestro país, no representa una competencia sana en ningún aspecto.
Debemos decir no, a este caballo de Troya que nos envía el vecino del norte; es cierto que su presidente mencionó que no estaba de acuerdo con ese movimiento, porque va en contra de su ejercicio político y sus promesas pero, también es verdad que no se opuso a que esto ocurriera. ¿Por qué? Porque esta compañía ha demostrado dañar más de lo que puede solucionar.
Además existen versiones un tanto más irracionales y conspiracioncitas que expresan que los líderes de la economía a nivel mundial están en contra de los movimientos del actual presidente electo y él los ha mencionado llamándolos the publisment.
Tenemos una situación complicada pero llena de obviedad frente a nosotros, no es correcto ni lógico, comprar a una empresa extranjera lo que nosotros mismos producimos; comprar lo que podríamos encontrar en nuestros mercados a precios más económicos.
Sin duda hay un juego de etiquetas en los supermercados, donde de forma aparente algunos productos resultan baratos con el objetivo de desestabilizar a sus pequeñas competencias y eliminarlas en un periodo corto y posterior. Después de eliminada esta competencia son ellos quienes determinan la calidad y los costos de las mercancías.
Consumir estos productos es apoyar a las multinacionales que acaban con los pequeños empresarios, con los transportistas locales y los cientos de trabajadores que tratan de solventar los lugares de producción en el país.
Apoyar esta multinacional que hoy quieren disfrazar de empresa mexicana co-productiva llamándola wal-mex. Es apoyar la fuga económica y debilitar nuestra nación.
No existe derrame económico apoyado por inversionistas extranjeros; eso es una mentira llena de eufemismos dentro del discurso de presentación que nos expone el ejecutivo, estas acciones dejara a los micro y medianos empresarios sin mayor apoyo, y no pueden competir con la imposición de los formatos de venta que los grandes competidores dicten apoyados por el gobierno actual.
Es un atropello al derecho privado internacional, al derecho económico y sin duda se puede considerar más una traición que un acto de revitalizar la economía mexicana.
El punto de elevar la voz ante este acto no es Walmart o Coca-Cola México; el punto es, las acciones y decisiones que están tomando nuestros representantes políticos de manera desconsiderada, burlona y sobre todo descarada. Utilizo la palabra traición porque más allá del puesto o la secretaría en la que se desempeñen, todos son servidores públicos y lo que están demostrando es servirse del pueblo, uno de los casos más actuales y que además resulta indignante es la situación de la plusvalía y los demás actos en las leyes de regulación en la Ciudad de México.
Tenemos mucho por hacer como ciudadanos porque sin duda estos representantes son un reflejo de la sociedad que los elige y les da permiso de actuar con tal impunidad.
Antes de elegir cuáles serán las acciones que decidan tomar es importante darle una vista al documental sobre Walmart y recordar que no sólo se trata de cerrar avenidas principales y manifestarse en las calles; lo verdaderamente trascendental es transformar esas necesidades en leyes que nos respalden y que frenen reformas absurdas que sólo buscan el beneficio de unos pocos.
Por ahora la exhortación es ser más conscientes en el consumo, no sólo de los productos como forma de no apoyar este movimiento que nos impone la presidencia, sino más consciente de lo que nos ofrecen los medios, de lo que leemos, de lo que reproducimos y de lo que creemos.
Yo creo que podemos construir una mejor nación.