NOTAS DE VIAJE

Georgette Rivera

 

Las nubes están espesas, esto me indica que va a ser un buen viaje, siempre me pasa lo mismo, con una sola imagen me transporto, llego a muchos lugares en un solo instante, y me doy cuenta que donde más paso el tiempo es en el aire. Algún día voy a aterrizar, pero para eso todavía falta, o quién sabe, no, todavía falta. En estos momentos sucede que de repente termino recordando personas o cosas que yo creía estaban fuera de mi mente, o simplemente reflexionando sobre cuestiones simples, en apariencia sin importancia y, cuando meses después vuelvo a pensar en ello, me doy cuenta que tenían un porqué en ese día y a esa hora…

Muchas veces hemos oído en nuestra cultura popular la conocida expresión: «la letra con sangre entra» y creo que es lo contrario, como diría mi maestro de lingüística en la universidad, el Doctor Gerald Nyenhuis, «la letra con sangre sale», el conocimiento debe ser casi inusitado y natural, de lo contrario se convierte en algo hostil que a nada lleva; desde que somos niños aprendemos de la naturaleza y el medio ambiente, no obstante a través del lenguaje que es uno de los logros más elevados que la civilización ha alcanzado, deriva nuestra capacidad de comunicar, y el hombre lo hace de manera connatural al lugar donde nace, crece y se desenvuelve, por lo que es de esperarse que cuando una persona se expresa en una comunidad lingüística se genere  un correlato en la mente del escucha y de esa manera exista un entendimiento entre los hablantes. Dicho todo esto, al darse el fenómeno de la comunicación podemos inferir que la manera en la que «entendemos» las cosas nos permite cargar de sentido una palabra, esto nos remite a uno o a muchos significados y es algo muy personal; sin embargo, la magia del lenguaje nos brinda uno de los regalos más grandes para el ser humano que es la capacidad de nombrar, tal vez para algunos esto no significa nada ya que pasaron  miles de años para que el hombre llegara a esta etapa de evolución. El poder nombrar algo se vuelve casi ritual en nuestros días cuando todos se dicen «buey», nombrar es dar fuerza, es cargar de sentido, es llevar consigo mismo un distintivo personal irrepetible, es darle a cada uno lo que le pertenece, es decirle agua a lo que fluye, sol a lo que brilla, mar a lo que se renueva a cada instante, pájaro a lo que canta, aire al que limpia, piedra a lo que sostiene, noche a la que cobija, día al que devuelve la vida, luna a la que escucha, uno al todo, muerte al cambio de piel, amor al que refleja tu brillo y guía al que no ves pero permanece siempre…y Las Vegas a este lugar donde el sol del desierto a esta hora me regala un pantone  de rosamarillos…..Feliz año 2016.

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