«No me pongan en lo oscuro
a morir como un traidor:
¡Yo soy bueno, y como bueno,
moriré de cara al sol!»José Martí
Cualquier ejemplo con el que comience está columna es punto alto y suficiente para demostrar el Estado de conformidad; disfrazado de astucia o de sensatez.
- «La suprema corte de justicia analiza el caso de un joven marino que dispara en la cabeza a un hombre armado, presunto huachicolero»
- «Dejan libres a los implicados en el asesinato del comandante de la Policía Federal y 2 elementos en el caso de Veracruz»
- «Aún se encuentra en trámites la situación de hacer justicia contra Javier Duarte y verificar si su esposa tiene complicidad en los hechos»
- «Deportista en México, carecen de apoyo por parte de las autoridades deportivas; se ayudan vendiendo dulces en transporte público»
- «La fuga de cerebros es un factor que ya ni se analiza en el país; a falta de poder brindarles una opción de vida favorable»
Y así podríamos seguir analizando aspectos de esta índole que tiene una enorme afectación a nivel nacional. Como también los cientos de eventos que ocurren diariamente en cada delegación de la Ciudad de México en materias de seguridad, educación, salud, civilidad, etc.
El punto de análisis, que más me punza en la boca del estomago es la impunidad. porque los actos de ilegalidad, violencia desmedida y actuaciones que perjudiquen a las sociedades se manifiestan en todos los países del mundo. Incluso en los de primer mundo donde se presume la mejor educación del planeta.
No se cuales sean los problemas sociales de Suiza, Islandia, Noruega pero se que no son el secuestro, ni despertar y encontrar cuerpos colgados sobre las avenidas principales de su ciudad.
Pero, en verdad México, ¿cuánto más se necesita para empezar a realizar cambios verdaderos, cambios drásticos y objetivos?, ¿cuándo vamos a tomar conciencia de lo que somos como nación?
Todos ambicionamos poder (en ciertas proporciones), pero pocos están dispuestos a pagar el precio de ello y desgraciadamente los gandallas son los que se animan.
Yo he conocido en el camino a muchos hombres buenos. Ellos me guiaron y hasta alimentaron mi boca y mi cerebro; a ellos les dedico este escrito.
De ellos muchos se cansaron en el camino y bajaron la guardia otros los más inteligentes optaron por una trinchera y desde allí mueven los remos para que el barco no se hunda; pero por mucho trabajo que puedan realizar en realidad siempre es poco ante la tremenda necesidad.
Porque por muchos actos progresistas que realicemos el punto que marca la diferencia real en el cambio de nuestro mundo está en lo que no hacemos.
Tal vez parezca una sentencia bastante pesimista pero la maquinaria social y el tiempo que no se detiene me da la razón ante tan grotesca hipótesis.
«Quien no activa el cambio en su persona trabajará por el cambio que si está promoviendo alguien más y a aveces ese cambio no nos va a gustar»
Está es una realidad que podemos ver en el ámbito que deseen analizar.
No solo se trata de ver cómo roban al vecino y decir hoy la libre, porque poco después los malos vendrán por ti y por los que amas.
Defender es la clave, pero yo no estoy incitando solo a una lucha armada; estoy exhortando a un cambio verdadero en el aspecto más cercano a ti buscando una repercusión en todo tu entorno; un cambio que puedo asegurar nosotros no veremos ahora pero lo disfrutaremos después.
La defensa dio como resultado nuestras libertades, nuestras garantías, nuestra forma de vida.
El precio de la acción y la valentía siempre parece un precio muy alto; pero les puedo asegurar que es peor el precio de la omisión.
Los actos buenos son más, pero los negativos tienen más difusión.
Lo mejor que puedo decir a esos hombres que creen en sus buenos actos es: que no se detengan la maquinaria avanza lento pero no cesa.
Yo tengo fe en que podemos ser una gran nación.