Todos en algún punto de nuestras vidas hemos querido cambiar algún hábito o conducta como fumar, comer en exceso, beber, malos hábitos alimenticios, ser sedentarismo, despilfarrar, timidez, ansiedad, etcétera y hemos claudicado en el intento obteniendo solamente frustración.
Hay algo que nos impide llegar a la meta porque manejamos un mecanismo de defensa que solemos conocer como autosabotaje y, este está creado para que no salgamos lastimados cuando se genera un cambio.
El autosabotaje nos regresa a nuestra zona de confort, que en realidad debería llamarse zona de disconfort, porque los cambios nos hacen experimentar ansiedad, miedo, incertidumbre, etcétera y pisar esos terrenos nos da terror. Así que volver a lo conocido o zona de confort “nos tranquiliza”, aunque esto es meramente un espejismo.
Todo cambio es tarea ardua de lograr y para ello se debe:
- Tener la conciencia de que debemos cambiar algo en nuestras vidas
- Tener la voluntad para hacerlo
- Tener un plan o estrategia
- Ser perseverantes.
Como cambiar es tan complicado y requiere de un verdadero trabajo interno muchos preferimos inventar pretextos, contarnos mentiras o vivir cegados por una venda que nosotros mismos nos ponemos porque de esta manera podemos justificar el por qué, a pesar de que decimos anhelar tanto ese cambio, nunca llega.
Muchos aseguran que la gente no cambia y que, con los años empeoramos. Esto es una mentira, nuestra esencia nunca se modificará, pero claro que se pueden cambiar rasgos de la personalidad, creencias, conductas, ideas y hábitos. Solamente hace falta querer y creer en nosotros mismos.
Por ello, lo primero es hacer conciencia de que debemos de generar un cambio. Obviamente nos será difícil y al principio no la vamos a pasar bien, pero a la larga nos beneficiará enormemente. Lo desconocido siempre nos provoca miedo ¿recuerdas los nervios que te daban al entrar de chiquito a la casa del terror? Era porque no sabías a lo que ahí dentro te enfrentarías, pero ¿qué hubiera sucedido si hubieras sabido exactamente lo que ahí estaba? Lógicamente el miedo habría disminuido notablemente. Así justamente es la vida, no sabemos qué va pasar y por eso experimentamos angustia y ansiedad, pero esto no te debe de detener. Haz conciencia de las modificaciones que son necesarias para poder dar el primer paso.
Según la RAE la voluntad es la facultad de decidir y ordenar la propia conducta. Esto es un requisito para, que después de haber generado la conciencia del cambio, puedas tener la voluntad de decidir modificar la conducta o el hábito que entorpece nuestro crecimiento y trunca nuestro día a día. Todo cambio es un proceso y debemos de estar dispuestos a hacer un esfuerzo físico, mental y emocional.
Para poder llegar a nuestra meta debemos de estructurar un plan o estrategia que nos permita tener pasos definidos y puntuales. No se puede llegar a un destino sin saber cuál camino es el que nos lleva a este porque si no es así estaremos dando tumbos sin llegar a ningún destino.
La perseverancia es indispensable. Comprométete contigo mismo y realmente mantén la constancia en la prosecución de lo que empieces para llegar a ese cambio que transformará tu vida.
Deja ya de una vez por todas de esperar ese mañana cambio, mañana empiezo o el lunes porque nunca llegará… la realidad es que estás creando un hábito de postergar. Ponle un STOP a la postergación por seguir queriendo obtener esas recompensas inmediatas que solamente te generan satisfacción momentánea, toma las riendas de tu vida y haz los cambios que sean necesarios para ser una mejor persona. Te lo debes… y ¿sabes por qué? porque el amor de tu vida eres tú.
Un abrazo de esos que reparan el alma con amor,
Loretta Valle