Los propósitos generales de la orientación sexual a la familia son los de facilitar la información necesaria sobre temas de sexualidad y el desarrollo sexual de sus hijos e hijas en particular, darles a conocer las situaciones que pueden presentarse y las soluciones que permiten el logro de una exitosa relación parental y de pareja. Sobre esta base, que sean capaces de identificar prejuicios discriminantes que afectan a niñas, niños y jóvenes y estimularlos a enfrentarlos. También se requiere abordar algunas actitudes y estilos de interacción familiar que frenan la independencia de las hijas e hijos, y por tanto el desarrollo de relaciones responsables con otras personas.
Es posible influir sobre la familia actuando directamente con niñas, niños y jóvenes, pero además, a través de facilitar el contacto periódico entre el personal docente y la familia, de las conversaciones dirigidas, de las entrevistas que lleva a cabo el personal de los centros escolares, de las sesiones de orientación grupal en sus distintas modalidades, de las visitas al hogar, de la correspondencia, de las lecturas recomendadas y otras modalidades de intervención.
Las “escuelas para padres”, que en realidad tendrían que nombrarse actualmente “escuelas familiares”, consisten en una modalidad de educación sistemática a las familias, que les acompaña en el desempeño de las funciones parentales y permite coordinar las acciones educativas que se llevan a cabo con niñas, niños y adolescentes. Las mismas abren un espacio de reflexión y debate en torno a las dificultades de la educación infantil, al interior de un grupo de familiares con intereses afines, y en estrecha relación con el personal docente.
Si bien los procedimientos grupales son muy valiosos porque ¨normalizan¨ los problemas de cada madre o padre, frecuentemente las familias con adolescentes requieren ayuda individual. No debe pretenderse agotar todos los conflictos de la vida familiar, articulándolos con la educación de la sexualidad. Las familias concluyen a corto plazo su preparación para encarar la vida sexual de sus hijos e hijas. Cada etapa del ciclo vital familiar trae sus retos. Hasta que no se independice el hijo o la hija, se mantendrán relaciones muy estrechas, que han de requerir nuevas intervenciones de orientación o terapéuticas.
Las acciones para la Educación de la Sexual desde la familia se basan en los siguientes principios:
- Ofrecer a niñas y niños la oportunidad de gratificación oral y exploración de su cuerpo.
- Ofrecer a niñas y niños la oportunidad de conocer su propio cuerpo y los de otros niños y otras niñas.
- Evaluar la imagen que el niño y la niña tiene de sí, como hombre o mujer.
- Ayudar al niño y la niña a desarrollar su propia imagen positiva como ser sexual.
- Preparar para los cuidados personales en general, y la higiene de los órganos sexuales pélvicos desde la primera infancia, durante la pubertad y el desarrollo de la adolescencia.
- Fomentar las interacciones sociales con el otro sexo.
- Dar educación de la sexualidad como parte de todo el proceso de transformación de sus personalidades.
- Llevarla a cabo de manera activa, tomando a niñas, niños y adolescentes como principales protagonistas.
- Asumir que cada persona tiene un desarrollo peculiar, único y respetarlo como condición para propiciar el desarrollo de su sexualidad.
- Dar la información sobre sexualidad y la orientación necesarias para que niñas, niños y adolescentes, pueda decidir de manera autónoma y responsable.
Enfocar la educación de la sexualidad para orientar y prevenir, implica adelantarse a los problemas que podrían presentarse y también resolver dificultades que agobien a la niña, niño o adolescente en relación a su sexualidad.