Si eres como yo, quizás te choque la palabra. Cuando pienso en responsabilidad casi siempre lo relaciono con exigencia, con sentir que tengo que ser perfecta y cargar con los demás.
Hoy noto que responsabilidad no significa no fallar, sino tener la capacidad y voluntad de responder.
Hoy, si me pusiera de víctima de las circunstancias, no estarías leyendo esta columna porque hoy “no me tocaba”. Podría ponerme a quejarme de mi equipo y de cómo no puedo confiar en que entreguen sus columnas a tiempo (y tendría razón), o puedo responder a la necesidad de que haya una columna para ti, y escribo esta.
Ser responsable implica también ver el impacto que tienes (tengo). Hoy me doy permiso de plantearte esto porque es uno de los veintes más recientes que he tenido, y si te soy sincera, me es mucho más cómodo hacerme mensa, ponerme de víctima (por ejemplo: yo no tuve nada que ver, o fue problema de alguien más que algo no saliera) porque ver mi impacto a veces es doloroso… y da miedo.
Da miedo porque entonces ya no hay vuelta atrás, y ahorita se ve reflejado en escribir esta columna, pero en mi vida se ve reflejado en mostrarme, abrir la jugada y accionar en las cosas que no me atrevo.
¿Tú cómo eres en tu vida? ¿Te es fácil ser responsable? ¿Qué sientes cuando ves tu impacto?