PARA REPLANTEAR EL EMBARAZO ADOLESCENTE

Irene Torices

 

 

Irene Torices
Irene Torices

Salvo algunas excepciones la gran mayoría de embarazos adolescentes no son planeados, ni deseados. A través de distintos medios la población adolescente recibe imágenes de un mundo erotizado donde se tratan abiertamente temas sexuales tanto en las canciones, como en internet o en los programas de televisión. No resulta raro por tanto que en las series de televisión, se hable de la vida sexual o que en una canción se pida el cuerpo de alguien o bien que en internet cualquier adolescente pueda ver la gran gama de posibilidades para experimentar con su sexualidad, incluyendo los encuentros clandestinos o riesgosos después de chatear con alguien.

Este mundo contrasta con los mensajes que reciben de las personas adultas en los que impera la preocupación por la sexualidad adolescente. Muchas personas adultas desconocen el mundo adolescente, lo que más les preocupa es lograr que no se metan en problemas como embarazos, infecciones de transmisión sexual, drogas, etc. Por todo ello, mientras hay quienes prefieren ignorar que algo pasa, hay quien prohíbe, o bien a quien alienta a que vivan su sexualidad abiertamente, sin información ni protección.

La poca información que reciben sobre métodos anticonceptivos y la dificultad de acceso que tienen a éstos, hace que los embarazos no deseados entre adolescentes continúen incrementándose. Este hecho se encuentra también relacionado con la falta de habilidades que necesitan las y los adolescentes para vivir de acuerdo a sus expectativas y a su proyecto de vida.

Entre estas habilidades se encuentra la capacidad de tomar decisiones. Lo más conveniente es que ésta como otras habilidades comience a desarrollarse desde la infancia independientemente del sexo y género de la persona. Sin embargo, por lo general cuando las personas llegan a la adolescencia están más acostumbradas a obedecer, a que les digan cómo actuar que a tomar decisiones. Esto se acrecienta en el caso de las mujeres, por su género se les educa a valorar más el punto de vista de los hombres o de otras personas que el propio, para lograr seguir siendo aceptadas como “lindas y buenas”.

El tomar decisiones implica hacerse cargo de las consecuencias que conllevan y ello en el caso de ITS y de embarazos no planeados se vuelve una carga enorme para cualquier persona.

La autoestima necesita nutrirse en todas las etapas de la vida y de forma especial durante la adolescencia, pues los cambios y las vivencias nuevas pueden afectarla muy fácilmente. Nuevamente lo más conveniente sería construirla desde la infancia para que en la adolescencia la persona tenga una base sólida para recrear su personalidad.

Otra habilidad importante a desarrollar es la asertividad, la habilidad de comunicar lo que sí y lo que no quiero, lo que pienso y lo que siento de manera directa tomando en cuenta a la o las personas con las que me comunico.

Con el desarrollo de estas habilidades y de otras (la capacidad de poner límites, de estar a solas, la igualdad de género, la tolerancia, el respeto…), se crean las condiciones que permiten vivir la sexualidad sin lastimarse ni lastimar a otras personas y sobretodo manteniendo la salud física, psicológica y social.

Sin embargo no todo está en las y los adolescentes, parte importante se encuentra en las personas adultas que están en contacto directo con esta población. Se necesita que las intervenciones respecto a educación de la sexualidad se den desde otra perspectiva que no sea la del horror o desde la negación de su sexualidad, a lo que yo suelo llamar “la filosofía del terror”, te digo todo lo malo que te puede pasar, pero nunca lo maravilloso que puede resultar.

Finalmente, es indispensable que las personas adultas acompañen a las y los adolescentes en su camino hacia la independencia y la libertad, aunque no siempre resulte tan fácil verles volar del nido.

 

Irene Torices Rodarte
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