Ya se acerca el 14 de febrero y esta año sí estoy emocionada al respecto. El año pasado, según yo, no tenía ganas de hacer nada y le dije a mi marido que nos quedáramos en casa y no hiciéramos nada especial; llegada la fecha, me sentí chinche porque -realmente- no hizo nada.
Si soy muy honesta con ustedes, creo que yo esperaba algún tipo de sorpresa, creo que esperaba que mi esposo me leyera la mente y adivinara que -muy adentro de mi- ansiaba algo especial, pero que ¨naciera¨ de él… cosa que, por supuesto, no nació.
Nunca he terminado de entender por qué, pero muchas personas (en mi experiencia, más mujeres que hombres) queremos y esperamos que nuestra pareja nos lea el pensamiento. Que tenga la iniciativa de hacer algo que no es importante para ella, sólo porque a nosotros nos gustaría y estamos convencidos que tendría que saberlo.
Les pongo un ejemplo, para ser más clara. Llega una pareja a consulta y ella se está quejando amargamente porque su pareja ya nunca le trae flores, no es detallista con ella, como al principio… lo que claramente -en su cabeza- significa que ya no le importa y no la quiere. Termina la consulta y la siguiente semana que los vuelvo a ver, él está enojado y ella también. Cuando pregunto qué sucede, ella me dice: “Al día siguiente de la sesión, me regaló una flores… pero fue ¡porque se lo pedí! No le nació regalármelas, se las tuve que pedir y así, no tiene chiste¨
Es ridículo que algo pierda sentido, sólo porque lo pedimos, no sé quién nos enseñó eso, pero es absurdo. Está cañón que en vez de ver todo lo que sí hizo, como que te escuchó y le importó lo suficiente para rápidamente hacer algo -como comprarte flores-… lo único que alcancemos a ver es que ¨no le nació¨.
Esta semana, les tengo una propuesta diferente. Hagámonos cargo de lo que queremos y necesitamos de la otra persona. No forzosamente necesita ser espontáneo, para ser real. Aprendamos a darle el valor que sí tiene el que la otra persona se preocupe por escucharnos y se ocupe en poner en práctica eso que escuchó.
Sí, es más difícil pedir -por eso no lo hacemos-. Lo fácil es quejarnos y dejarle todo el paquete a nuestra pareja, lo complicado y que se aprende día con día es empezar a notar qué quiero, qué necesito y cómo me puedo -primero- yo hacer cargo de eso y -después- pedirle a mi pareja qué necesito y/o cómo me puede apoyar a satisfacer ciertas necesidades.
Parece broma lo de las flores, les prometo que así lo hacemos, yo he visto muchas veces esa discusión en consulta. Lo increíble, también, es que en cuanto nos damos cuenta y empezamos a hacer las cosas distinto, nuestra relación de pareja mejora drásticamente… nos sentimos más cerca, más conectados e importantes para el otro. Con ganas de hacer cosas nuevas y arriesgarnos a pedir cada día, cosas más importantes para nosotros porque confiamos en nuestra pareja y en que hará -lo que esté en sus manos- para apoyarnos y viceversa.
Así que, este 14 de febrero ¡anímate a hacer algo distinto! No esperes que te adivinen el pensamiento, hazte cargo de tus deseos y necesidad y pídele a tu pareja lo que te gustaría que pasara este San Valentín. Aquel o aquella, no tiene por qué cumplir hasta el más ínfimo de tus caprichos, pero sí puede hacer todo lo posible por darte gusto y tú a él (ella). Espero tengas el mejor Día del Amor y la Amistad, te mereces la relación de pareja que quieres y depende de tí, empezar a construirla.