Se debe a un principio de supervivencia, de acuerdo con el doctor en zoología, el austríaco ganador del premio Nobel Konrad Lorenz, los mamíferos recién nacidos nos parecen vulnerables porque comparten rasgos con los humanos bebés.
De acuerdo con el antropólogo Andrew Marlow, en la especie humana el cerebro se desarrolla hasta después del nacimiento. Esto se debe a que el hombre sólo camina sobre dos extremidades, lo que provoca que la pelvis sea más estrecha, así que una mujer no puede dar a luz algo más grande que la cabeza de un bebé. Como consecuencia, los bebés humanos tienen el mentón más delgado y la nariz más chata.
Según informa BBC, otra característica en común de los humanos bebés y los animales recién nacidos es que la mayoría tienen los ojos grandes y redondos. Los humanos adultos asociamos las características y nos aborda un sentimiento de protección y de ternura.
Konrad asegura que éste fenómeno es un truco de la supervivencia, las especies adquieren éstas características al nacer para ser protegidos por los adultos: Mentón pequeño, frente abultada, ojos grandes, narices chatas y cuerpo regordete.
Bebes y Mas explica que, en el caso de los humanos, las imágenes que nosotros captamos al ver a un bebé, cachorro o polluelo, activan los mismos puntos del cerebro que otras que nos resultan placenteras como una comida apetitosa, un recuerdo o el sexo. Situaciones nos provocan una sonrisa y bienestar.
Trucos publicitarios
Los publicistas conocen bien éstas reacciones en el ser humano, por ello no es extraño que se anuncien productos de papel higiénico con las imágenes de un cachorro juguetón.
El mismo principio ocurre con los autos. Algunos vehículos nos parecen tiernos porque son chatos, con “ojos” grandes, son abultados pero pequeños, como el Escarabajo (el vocho) y el Mini Cooper. El diseñador Ben Crowther asegura que todo se debe a una estrategia deliberada, para llamar la atención de los posibles clientes.
La naturaleza no se equivoca
¿Alguna vez has recogido a un cachorrito abandonado en la calle? Lo cierto es que las especies recién nacidas necesitan protección, y su ternura se convierte automáticamente en un mecanismo de supervivencia.
Los elefantes bebés no comparten las características mencionadas, pues tienen orejas grandes, una trompa larga y una cabeza grande y arrugada, pero al verlos en comparación con los paquidermos adultos, nos parecen encantadoras criaturas juguetonas y tenemos la misma reacción. Disfruta nuestra galería fotográfica y prepárate para decir: “¡Awww! Qué hermosos!”