Dada la proximidad de las fiestas decembrinas, esta semana me parece muy pertinente hablar de una figura representativa e icónica en casi todos los hogares del mundo, el conocido árbol o pino de Navidad.
Entre la segunda y cuarta semana de noviembre en los hogares mexicanos es común que las familias tengan a bien salir a comprar esta conífera de gran tamaño y colocar el árbol de Navidad, símbolo de unión y fraternidad entre la familia; sin embargo, es importante recordar de donde viene esta añeja costumbre, cuál es su significado y porque prevalece hasta nuestros días.
No se puede hablar con precisión del origen del árbol de Navidad, ya que en todo el orbe hay fechas diferentes sobre su aparición y éstas varían de país en país y ciudad en ciudad, por mencionar, en Alemania donde surge por vez primera es en 1605, en 1800 en Finlandia, en Inglaterra 1829 y en España en 1870.
Al llegar los primeros cristianos a poblar el norte de Europa se dieron cuenta de que la gente celebraba el natalicio del Dios Frey, dios de la fertilidad y el Sol, ellos adornaban un árbol en fechas próximas a la Navidad celebrada por los cristianos.
El árbol simboliza al árbol del universo cuyo nombre es Yggdrasil, y en su copa se encuentra Asgard (la morada de los dioses) y el Valhalla (el palacio de Odín), el reino de los muertos se halla en las raíces más profundas de nombre Helheim. Con la evangelización los conversos convinieron tomar la costumbre del árbol para celebrar el nacimiento de Jesús dándole un significado diferente.
El gran evangelizador de Alemania, San Bonifacio cortó con un hacha un árbol que representaba a Yggdrasil y en lugar de éste plantó un pino como símbolo del amor de Dios y le agregó manzanas y velas como adorno, siendo las manzanas el pecado original y la tentación, y las velas la luz que Jesucristo trajo al mundo. En nuestros días las manzanas y las velas se han cambiado por adornos multicolores, esferas, velas, luces y escarcha.
Los regalos que los niños reciben a los pies del árbol fue una tradición que surgió tiempo después, y es San Nicolás o Santa Claus quien emprende un viaje en su trineo comandado por Renos y va por todo el mundo llevando a los niños la alegría de recibir el regalo que tanto ansían.
Por ser esta una época en la que hay que estrechar los lazos con nuestros semejantes, semana a semana dedicaré mi columna a hablar de estos temas, que más allá de recordarnos su origen, nos llevan a tener una idea más clara del objetivo que hay en cada uno de ellos, haciendo patente que lo que hace exitosa una tradición es la intención con la que cada persona participa y la hace suya, de no ser así se perdería.